sábado, 29 de octubre de 2016

SÉNECA DICE SOBRE LA EDUCACIÓN Y EL DESAPROVECHAMIENTO DE LOS LIBROS


 


El gasto en los estudios, que es el mejor de todos, sólo es razonable dentro de ciertos límites. ¿Qué utilidad tienen esos innumerables libros y bibliotecas de los que sus dueños a duras penas pueden leer en toda su vida los títulos?  El excesivo número no instruye, antes bien supone una carga para el que trata de aprender y es mejor entregarse a unos pocos autores que perderse entre muchos.  Sucede con muchas personas ignorantes de lo más elemental que tienen los libros para adornar sus comedores, en vez de como medios para aprender.  Ténganse los libros necesarios, pero ni uno solo para exhibición.  Claro que se puede decir que es preferible gastarse el dinero en libros que en vasijas corintias o en cuadros.  Siempre es malo cualquier exceso. ¿Por qué disculpar al que desea estanterías de madera rica y marfil, al que busca las obras de autores desconocidos y no buenos y al que bosteza entre tantos miles de libros porque le agrada muchísimo ver los lomos y los títulos de su propiedad?  Verás en las casas de los más perezosos las estanterías llenas hasta el techo con todas las obras de los oradores y de los historiadores. Pues hoy, como las termas, la biblioteca se considera un ornamento necesario de la casa.  Todo ello se podría perdonar si se debiera a un gran amor a los estudios, mas, realmente, estas colecciones de las obras de los más ilustres autores con sus retratos se destinan para el embellecimiento de las paredes.





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