sábado, 29 de octubre de 2016

LA PRIMERA BIBLIOTECA PÚBLICA DE ROMA


 


Marco Tulio Cicerón fundó la primera Biblioteca del Estado en Roma, basándose en la importantísima que había en Alejandría. «Un pueblo informado, sospechará de los políticos», escribió a Ático, al que pidió una donación de libros y manuscritos para la biblioteca. Más tarde se habría de reír al leer esta ingenua afirmación suya, pues habría de descubrir, que un pueblo que sabe leer y escribir, constituye todavía mejor clientela para los aventureros y farsantes políticos. La cultura no garantiza la discriminación, el escepticismo ni la sabiduría. Cuando siguiendo su ejemplo, en las provincias se fundaron bibliotecas, habría de declarar: —Hay mucho que decir acerca de la falta de conocimientos de los bárbaros. Han de recurrir a su ingenio y no a los libros y escuchan todo con una inocencia no adulterada por la charlatanería de las palabras.




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