sábado, 15 de octubre de 2016

LUCIO CECILIO FIRMIANO LACTANCIO, EL "CICERÓN CRISTIANO"

Lucio Cecilio (o Celio) Firmiano Lactancio (Lucius Caelius Firmianus Lactantius, ¿245? - ¿325?) fue un escritor latino y apologista cristiano nacido en el norte de África, discípulo del maestro africano de retórica Arnobio.
 
Enseñó retorica en varias ciudades orientales del Imperio romano, incluyendo Constantinopla. Fue instituido profesor de retórica en Nicomedia por Diocleciano. Habiéndose convertido al cristianismo, el primer edicto de Diocleciano contra los cristianos (febrero de 303) provocó su despido. Según Jerónimo, vivió en la pobreza subsistiendo como escritor hasta que Constantino lo reivindicó, convirtiéndolo en tutor de latín de su hijo Crispo. Podría haber acompañado a este último a Tréveris en 317 cuando fue designado César. Crispo fue ejecutado en Istria en 326, pero se ignora si Lactancio corrió la misma suerte.
 
Solo se conservan sus obras cristianas. Las principales obras son: De opificio Dei (303-304) (Sobre la obra de Dios), en la que pretende demostrar la existencia de la providencia divina tomando como base la forma del cuerpo humano; De ira Dei (Sobre la ira de Dios), sostiene contra los filósofos estoicos y epicúreos que la ira es un componente necesario del carácter de Dios, que debe repartir justo castigo contra los malhechores;  y las Institutiones divinae (Instituciones divinas). Esta última es una obra de gran envergadura, una defensa de la doctrina cristiana como un sistema armonioso y lógico.
 
Lactancio fue criticado por los cristianos por sus creencias poco ortodoxas, sin embargo comprendió cuáles parecían ser los principios esenciales de la religión cristiana. Escribió en una retórica prosa ciceroniana (se le llamó el Cicerón cristiano), en un tono más bien persuasivo que polémico, procurando justificar la fe por la razón antes que por la autoridad. Una excepción a este estilo de escribir la encontramos en su De mortibus persecutorum (Sobre las muertes de los perseguidores) escrita en la Galia en el 318, poco después del triunfo del cristianismo. Se trata de una espeluznante descripción de los sucesivos destinos de los emperadores que persiguieron a los cristianos, especialmente en la época de Lactancio.
 
Lactancio y Cosmas Indicopleustes son los dos únicos autores cristianos de la antigüedad y del medievo de los que se sabe con certeza que mantuvieron la idea de una Tierra plana.



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