sábado, 23 de mayo de 2015

PIROPO DE CÉSAR A SERVILIA SOBRE SU CUNNUS



-Tienes la más bonita de las flores -comenzó a decir César lentamente.


-¿Ah, sí? Nunca me la he visto -dijo ella-. Además, una necesitaría un modelo para establecer comparación. Pero me siento halagada. Tú debes haber olido la mayoría de las flores de Roma en tus tiempos.




-He reunido muchos ramilletes -confesó César con solemnidad, muy atareado con los dedos- . Pero la tuya es la mejor, por no decir la más olorosa. Es tan oscura que podría decirse que parece de color púrpura de Tiro, y tiene la misma capacidad para cambiar de color según la luz. Y el vello de tu espalda es muy suave. No gustas como persona, pero adoro esa flor tuya.



Ella separó más las piernas y le empujó la cabeza hacia abajo.

-¡Pues venérala, César, venérala! -exclamó-. ¡Ecastor, eres maravilloso!




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