viernes, 29 de mayo de 2015

EL TEMPLO DE JULIO CÉSAR




Fue construido por Augusto en honor de Julio César, divinizado en el 29 a. de J.C.. 


En el hueco del podio queda el núcleo de un altar circular erigido casi seguramente en el sitio donde fue cremado el cuerpo del gran caudillo. 




Al lado del citado altar, Marco Antonio pronunció el célebre elogio fúnebre:

¡Amigos! ¡Romanos! ¡Conciudadanos! Prestadme atención con vuestros oídos. He venido a sepultar a César, no a elogiarlo. El mal que los hombre cometen se prolonga allende su vida, mientras que el bien se entierra a menudo junto a sus huesos.




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