domingo, 17 de mayo de 2015

MAXIMINO EL TRACIO



MOTINES Y BÁRBAROS .ANARQUÍA MILITAR Y EMPUJE BÁRBARO

Un gigante tracio, Maximino, fue proclamado emperador por las tropas. Pero las legiones de Africa y de Asia apoyaron a sus generales.

Siguió un período de increíble anarquía durante el cual se sucedieron o se enfrentaron treinta y siete emperadores en solo 35 años (235-270).




Una y otra vez los provinciales, el Senado romano, las legiones romanas, intentaron en vano sostener sus candidatos.

En medio de la inseguridad general, la crisis económica se desarrolló con rapidez, seguida de cerca por la crisis financiera. La moneda se devaluó rápidamente, los precios aumentaron y la miseria se adueñó de las ciudades y los campos.




Por todas partes los bárbaros presionaban en las fronteras. En Occidente los sajones, los francos y los alemanes llevaron a cabo profundas incursiones (los alemanes fueron rechazados en Milán en el año 259). Inmediatamente después, los godos franquearon el Danubio.

Mientras, en Oriente, por parte de Persia, aumentaba el peligro de los sasánidas. El rey persa Sapor alcanzó algunos éxitos: En el año 260, en la batalla de Edesa, hizo prisionero al emperador Valeriano.




En Occidente, un usurpador, Póstumo, tomó el poder. Roma reconoció la independencia de un príncipe sirio, Odenato, gobernador del oasis de Palmira, que había rechazado a los persas y se había proclamado "rey".


Su viuda, Zenobia, fundó un Imperio efímero; proclamándose "reina del Oriente", construyó una capital con magníficos monumentos, conquistando también Egipto con sus jinetes árabes.



Durante estas agitaciones, el poder se volvió contra los cristianos, ciudadanos sospechosos que se negaban a adorar a los dioses imperiales.

La tolerancia había acabado: Fabiano, obispo de Roma, fue martirizado en el año 250; en Cartago y en la Galia las víctimas (mártires) fueron numerosas; la Iglesia tuvo que ocultarse en las catacumbas.


La energía del emperador Galiano acabó por enderezar la situación: Los godos fueron rechazados en Macedonia y el ejército fue reorganizado: En lugar de estar disperso a lo largo del limes, en una frágil barrera incapaz de oponer resistencia, fue transformado en cuerpos elegidos, escalonados en profundidad, preparados para intervenir en los puntos amenazados. Galiano se rodeó de jefes capacitados, de generales originarios de Iliria.


En el año 270, los ejércitos del Danubio dieron al Imperio a uno de ellos: Aureliano. Con él, la victoria volvió a sonreír al Imperio: los alemanes y los vándalos fueron aplastados y los godos abandonaron Macedonia, aunque conservaron la Dacia.


Por precaución, Roma fue puesta en estado de defensa ( Muro de Aureliano). El reino de Zenobia fue reconquistado y la Galia recuperó sus fronteras (año 273).

Aureliano quiso dar una base religiosa a su poder; puesto que el culto oficial no tenía ya partidarios, fundó el culto del Sol Invicto (que se apoyaba en Apolo, Baal y Mitra), divinidad única cuyo representante era el emperador, que llevaba la diadema y la túnica dorada.


Se había dado un paso importantísimo hacia el monoteísmo. Aureliano fue asesinado en 275.

Probo se enfrentó en la Galia contra nuevas invasiones, fortificó las ciudades, exterminó a una parte de los bárbaros y acogió a otros como colonos (276-283). Fue sucedido por un oficial ilirio: Diocleciano.



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