domingo, 2 de febrero de 2020

ANASTASIO I



Anastasio I (latín: Flavius Anastasius; c. 430-9 de julio de 518) fue emperador de Bizancio desde el 11 de abril de 491 hasta su muerte.

 

Nació en Dirraquio, no más tarde del año 430. A la muerte de Zenón, Anastasio, por entonces un oficial palatino (silentiarius), fue elegido sucesor por la viuda del emperador fallecido, Ariadna, con la que contrajo matrimonio poco más de un mes después de ser coronado emperador. El matrimonio no tuvo descendencia. Cuando subió al trono, Anastasio contaba ya más de sesenta años.

 

Se le adjudicó el sobrenombre de Dicorus («dos pupilas»), ya que tenía los ojos de dos colores diferentes, negro y azul.


 Su reinado comenzó bajo los mejores auspicios, aunque posteriormente se vería alterado por las guerras y las disensiones religiosas. Obtuvo el favor popular cuando abolió el impuesto del chrysargiron y desplegó gran energía en la administración del Imperio. En 498 abolió también la collatio lustralis, impuesto que gravaba a los artesanos. Con el tiempo, sin embargo, su restrictiva política económica le hizo impopular y le granjeó fama de avaro, aunque consiguió acrecentar el tesoro imperial en 320000 libras de oro.​ Prohibió que se celebrasen combates de animales salvajes y banquetes nocturnos en la capital del Imperio.

 

Se vio envuelto en dos grandes guerras: la guerra isáurica y la guerra persa. La primera se desarrolló entre 492 y 496 y se originó por la revuelta de los seguidores del hermano de Zenón, Longino, cuando este fue desterrado por el emperador a la Tebaida, en Egipto. Aunque el ejército principal de Longino fue derrotado en la batalla de Cotyaeum, en Frigia, la resistencia de sus seguidores pervivió en las montañas isaurias hasta 496 o 498. La guerra contra Persia tuvo lugar entre 502 y 505, y en ella las ciudades de Teodosiópolis y Amida fueron tomadas por el enemigo; sin embargo, también los persas sufrieron pérdidas severas, y los romanos recuperaron Amida. En 506, ambos contendientes, exhaustos por el esfuerzo bélico, firmaron la paz, respetando el statu quo. Poco después Anastasio ordenó la construcción de la fortaleza de Daras, para poder vigilar Nísibis.

 

Durante su reinado, las provincias de los Balcanes fueron devastadas por las invasiones de los eslavos y los búlgaros. Para proteger Constantinopla y sus cercanías construyó, en 512, la Muralla de Anastasio, que se extendía desde la Propóntide hasta el mar Negro, y renovó las fortificaciones del Danubio.

 

Reconoció a Teodorico como rey de Italia en 497, y en 508 le confirió a Clodoveo los títulos honoríficos de patricius y cónsul, legitimando su dominio en territorio galo. Esto último disgustó a Teodorico, enfrentado en aquel entonces con el rey franco. Pero para Anastasio era más preferible tener de aliado a un católico como Clodoveo, antes que a un arriano como Teodorico.

 

Anastasio fue un monofisita convencido, pero su política religiosa fue moderada. Se esforzó por mantener el principio del Henotikon de Zenón y la paz de la iglesia, para lo cual firmó, a instancias del patriarca Eufemio, una declaración escrita de ortodoxia. En 512, sin embargo, a causa de la presión del pueblo —sobre todo del partido de los Verdes—, se vio arrastrado a adoptar la posición monofisita. Aunque esto le granjeó el apoyo de la población de Constantinopla, en la parte europea del Imperio produjo bastante descontento, que fue aprovechado por Vitaliano,​ magister militum per Thracias, para organizar una rebelión, en la cual contó con el auxilio de una horda de hunos. La revuelta, que se prolongó durante los años 514 y 515, fue sofocada por una victoria naval del general Marino.

 

Acerca de la elección de su sucesor, la leyenda según el Anónimo Valesiano, dice que invitó a comer a sus tres sobrinos, y les hizo preparar tres lechos para descansar después del convite. Bajo la almohada de uno de ellos había colocado un pergamino con la palabra latina REGNUM ("reino"); había decidido que el que lo encontrase fuese su sucesor al frente del Imperio. Sin embargo, dos de los sobrinos, cuyo afecto mutuo parece haber ido algo más allá de los lazos familiares, compartieron una cama, y el que ocultaba el pergamino quedó intacto. Tras este fracaso, Anastasio determinó que heredaría el Imperio el primero que entrara en su habitación al día siguiente. La suerte le fue propicia a Justino, comandante de su guardia. Es poco probable que esta historia sea cierta. Lo más verosímil es que no fuese Anastasio quien eligiese a Justino como sucesor, sino que este se alzase con el poder una vez fallecido el emperador.


No hay comentarios:

Publicar un comentario