lunes, 5 de junio de 2023

SAN CIPRIANO DE CARTAGO, UN DEFENSOR DE LA UNIDAD DE LA IGLESIA

San Cipriano de Cartago fue un clérigo y escritor romano, obispo de Cartago entre los años 249 y 258, santo y mártir de la Iglesia. Autor importante del cristianismo primitivo de ascendencia bereber, muchas de cuyas obras en latín se han conservado. Su conversión al cristianismo se produjo alrededor del año 246, después de haber sido profesor de retórica y jurista. Su vida estuvo marcada por las persecuciones, las herejías y los cismas que amenazaban la unidad de la Iglesia.

 

En algunos párrafos, extraídos de sus cartas y tratados, podemos apreciar su fe y su calidad de clérigo cristiano, así como su preocupación por defender la comunión eclesial frente a las divisiones internas y externas. Veamos algunos aspectos destacados de su pensamiento:

 

- San Cipriano reconoce en la Iglesia una sola autoridad suprema, que es el pontífice de Dios, es decir, el obispo de Roma, que ocupa el lugar de Cristo. Para él, obedecer al pontífice es obedecer a Cristo, y desobedecerlo es separarse de la Iglesia. Así lo expresa en su obra De unitate Ecclesiae: "La única fuente de donde han surgido las herejías y de donde han nacido los cismas es que no se obedece al Pontífice de Dios ni se quiere reconocer en la Iglesia un solo Pontífice y un solo juez, que ocupa el lugar de Cristo" .

 

- San Cipriano insiste en la unidad de la Iglesia como un don divino y una exigencia vital para los cristianos. Para él, la Iglesia es una sola, fundada sobre el único Dios, el único Cristo, la única fe y el único pueblo. La unidad se manifiesta en la concordia y la caridad entre los miembros del cuerpo místico de Cristo. La unidad no puede ser amputada ni dividida por el fraccionamiento de su organismo. Así lo afirma en su carta a los obispos numidas: "Hay un solo Dios, un solo Cristo, una sola Iglesia de Cristo, una sola fe, un solo pueblo que, por el vínculo de la concordia, está fundado en la unidad sólida de un mismo cuerpo. La unidad no puede ser amputada; un cuerpo, para permanecer único, no puede dividirse por el fraccionamiento de su organismo".

 

- San Cipriano advierte contra los falsos maestros y los herejes que se oponen a Cristo y a su Iglesia. Para él, no hay término medio entre estar con Cristo o estar contra él. Quien no está enteramente con él es su enemigo y dispersa su rebaño. Por eso exhorta a los fieles a permanecer fieles a la doctrina apostólica y a la comunión con el obispo legítimo. Así lo declara en su tratado De catholicae Ecclesiae unitate: "Cuando nuestro Señor Jesucristo, en el Evangelio, declara que aquellos que no están con Él son sus enemigos, no designa una herejía en particular, sino denuncia como a sus adversarios a todos aquellos que no están enteramente con Él, y que no recogiendo con Él ponen en dispersión su rebaño: El que no está conmigo —dijo— está contra mí, y el que no recoge conmigo esparce".

 

San Cipriano fue un testigo valiente de su fe hasta el final. Murió mártir el 14 de septiembre del año 258, durante la persecución del emperador Valeriano. Su ejemplo y sus escritos nos inspiran a vivir nuestra fe con coherencia y a mantenernos unidos a Cristo y a su Iglesia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario