miércoles, 5 de abril de 2023

VITELIO PROCLAMADO EMPERADOR POR LOS LEGIONARIOS

 

El ejército que iba a mandar, mal dispuesto hacia el príncipe, y pronto a emprenderlo todo, le acogió con manifestaciones de regocijo y como presente de los dioses, considerándole hijo de un hombre que había sido cónsul tres veces, jefe joven, complaciente y disipador. Acababa de dar nuevas pruebas de su conocido carácter, besando en el camino a cuantos había encontrado, incluso a simples soldados, bromeando en todos los descansos y en todas las posadas con los caminantes y muleteros, preguntando a cada uno, desde el amanecer, si había almorzado ya, y eructando ante ellos para demostrar que él ya lo había hecho.

 

Cuando entró en el campamento no negó nada a nadie y por autoridad propia perdonó la ignominia a los soldados degradados; a los acusados, perdonó la vergüenza del traje, y a los condenados el suplicio. Por este motivo, apenas transcurrido un mes, los soldados, sin tener para nada en cuenta el día y el momento, le sacaron una noche de su cámara de dormir y en el sencillo traje en que se encontraba le saludaron emperador. Le pasearon luego por los barrios más populosos, empuñando la espada de Julio César, que habían arrebatado del templo de Marte y ofrecido a él por un soldado durante las primeras aclamaciones. Cuando regresó al Pretorio, el comedor estaba ardiendo, por haberse incendiado la chimenea, presagio que consternó a todos: Valor —dijo entonces—; la luz brilla para nosotros. Ésta fue la arenga que dirigió a los soldados. Habiéndose manifestado en seguida por Vitelio las legiones de la Germania Superior, que habían ya abandonado a Galba por el Senado, tomó el sobrenombre de Germánico, que por aclamación unánime se le confirió; no aceptó, sin embargo, al mismo tiempo el de Augusto, y rehusó para siempre el de César.

 

( Suetonio )



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