domingo, 16 de abril de 2023

DIONISIO DE HALICARNASO, EL AUTOR DE “ANTIGÜEDADES ROMANAS”

Dionisio de Halicarnaso fue un historiador, crítico literario y profesor de retórica de origen griego que vivió en Roma durante la época de Augusto. Nació en Halicarnaso alrededor de los años 60 y 55 a.C. y se convirtió en profesor de retórica en Roma alrededor del año 30 a.C., donde se relacionó con destacadas personalidades de la sociedad romana como Quinto Elio Tuberón. Se cree que murió poco después del año 7 a.C., año en que publicó su obra más conocida, las Antigüedades romanas, en la ciudad de Roma, donde pasó sus últimos años.

 

Las Antigüedades romanas, también conocidas como Rhōmaik arkhaiología en griego antiguo, es la obra más destacada de Dionisio. Se compone de veinte libros, de los cuales los primeros nueve se han conservado en su totalidad, mientras que el décimo y el undécimo están casi completos y los restantes están incompletos, aunque se han conservado extractos de Constantino Porfirogéneta y un resumen descubierto por Angelo Mai en un manuscrito de Milán. Los primeros tres libros de Apiano y las vidas de Camilo y Coriolano de Plutarco también abarcan gran parte del trabajo de Dionisio.

 

El principal objetivo de Dionisio en su obra fue reconciliar a los griegos con el gobierno del Imperio romano, destacando las cualidades de los conquistadores romanos. Según él, la historia es una filosofía que se enseña con ejemplos, una idea que adoptó siguiendo el punto de vista de los retóricos griegos. Dionisio consultó cuidadosamente las mejores fuentes disponibles y su trabajo, junto con el de Tito Livio, son las únicas fuentes que detallan la historia temprana de Roma.

 

El libro I de las Antigüedades romanas contiene un extenso prólogo en el que Dionisio justifica y explica el objetivo de su obra. Cubre un vacío en la historia romana y tiene un carácter didáctico, polémico y de acción de gracias. El propósito de Dionisio es enseñar a sus compatriotas griegos el carácter de la fundación de Roma y los motivos de su gran expansión. Según Dionisio, las etapas de fundación y monarquía fueron fundamentales para el posterior desarrollo de Roma, y considera que no han sido suficientemente expuestas y estudiadas por otros historiadores. De hecho, el título de su obra, "Rhōmaik arkhaiología", hace referencia a los textos griegos que trataban sobre los orígenes fundacionales de los pueblos. Dionisio enfatiza los orígenes griegos de Roma y argumenta que el mérito, y no la Fortuna, fue lo que otorgó la hegemonía a los romanos. Según él, los romanos perfeccionaron la herencia griega en lo militar, lo político y lo cívico, lo que les llevó al éxito.

 

Las fuentes de Dionisio para su obra incluyen la analística romana, especialmente la del siglo I a.C., Jerónimo de Cardia, Polibio,Timeo y Varrón, entre otros.

 

Dionisio es también el autor de varios tratados de retórica, en los cuales demuestra haber estudiado a fondo los mejores modelos áticos:

 

Arte de la retórica (Τέχνη ῥητορική), que es más bien una colección de ensayos de teoría retórica, incompleto.

Arreglo de las palabras (Περὶ Συνθήσεως ᾿Ονομάτων). Trata sobre la combinación de las palabras según los distintos estilos de oratoria.

Sobre la imitación (Περὶ Μιμήσεως), un trabajo fragmentario que versa sobre los mejores modelos en los diferentes tipos de literatura, y las maneras pertinentes de imitarlos.

Comentarios sobre los oradores áticos (Περὶ τῶν ᾿Αττικῶν ῾Ρητόρων), en el cual únicamente trata de Lisias, Iseo, Isócrates y Dinarco.

El estilo admirable de Demóstenes (Περὶ λεκτικῆς Δημοσθένους δεινότητος).

Sobre el carácter de Tucídides (Περὶ Θουκιδίδου χαρακτῆρος), una detallada pero, en conjunto, injusta descripción del famoso historiador griego.

Los dos últimos tratados poseen como suplemento tres Cartas, una a Cneo Pompeyo Magno y dos a Ameo.


 

Su prosa es aticista, teñida de clasicismo; los preceptos retóricos que él mismo expone pretende aplicarlos en su Arqueología por medio de la imitación de sus modelos preferidos (Lisias, Isócrates y Demóstenes). Como Isócrates, evita el hiato y compone una prosa periódica; de Demóstenes toma las metáforas atrevidas. Además confiere al género de la historia el tono retórico y placentero que despreciaba Polibio (su antimodelo).

 

Utiliza el presente histórico y abunda en el uso del optativo y en la atracción del relativo, también hace un uso clasicista de los modos y los tiempos. El léxico, como es corriente en el helenismo, combina palabras del lenguaje corriente con las de la lengua poética. Como carecía de vocabulario técnico, en su obra retórica utiliza «nombres metafóricos»; finalmente, lo distingue el uso de la amplificación adjetival (lo que le confiere un tono ampuloso y perifrástico).



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