Después de finalizados el siglo II a. de J.C., Roma no tenía ya nada que ver con la austera aldea de los comienzos. El Foro se había enriquecido con templos, basílicas, columnatas.
Aunque los pobres continuaban hacinándose en casuchas de varios pisos, los ricos, en contacto con el lujo oriental, habían cambiado sus costumbres.
Vivían en casas con peristilo, añadiendo al atrio pórticos columnados sobre los cuales se abrían varios estancias: Dormitorios, comedores, salones, cuartos de baño, decoradas con pinturas, mientras que los suelos estaban cubiertos por mosaicos dorados o plateados. Los muebles adoptaron formas elegantes y ya no eran simplemente funcionales; estatuas y objetos decorativos embellecían los fastuosos interiores.
Este lujo se manifestaba también en los vestidos y en el refinamiento de la cocina, quedando ya lejos el tiempo de la frugalidad. Ahora, reclinados los comensales en blandos cojines, se saboreaban platos complicados, mientras bailarinas medio desnudas entrelazaban danzas, o los poetas recitaban versos y declamaban epopeyas.
En efecto, Roma, despertando a la afabilidad de vivir, se aficionó a la literatura. El poeta cómico Plauto se inspiró en los modelos griegos, como Terencio, esclavo cartaginés liberado por la familia de los Escipiones, que imitó las comedias satíricas, o Ennio, autor de la epopeya de los Anales, que era originario de la Magna Grecia (Lecce).
BACANALES, PINTURA DE LAWRENCE ALMA-TADEMA
El refinamiento fue acompañado por un relajamiento de las costumbres ancestrales: La familia había perdido su antigua solidez. Las desavenencias familiares y los divorcios eran cada vez más numerosos, al tiempo que se debilitaba la autoridad del padre de familia (paterfamilias).
En el Panteón romano, donde se mezclaban dioses indoeuropeos, como Júpiter, con dioses etruscos, como Minerva, se añadieron las divinidades griegas, que fueron asimiladas a los dioses romanos, copiando y emparejando sus estatuas: Júpiter-Zeus, Juno-Hera, Marte-Ares, Venes-Afrodita, Diana-Artemisa, Vulcano-Hefaistos, Baco-Dionisos, etc.
En el año 186 a. de J.C., el Senado prohibió las orgías de las Bacanales, celebradas en honor del dios del vino. A la fría religión oficial, muchos romanos prefirieron los cultos greco-orientales, con sus ritos, sus misterios, sus borracheras místicas.
Los griegos habían invadido la ciudad, deportados o llegados espontáneamente. Eran criados, actores, cocineros, médicos, escultores, preceptores.
Catón intentó reaccionar gravando con fuertes impuestos los ricos vestidos y el lujo, y atacando a los "pequeños griegos", astutos y jactanciosos, llegando a prohibir las medicinas a su hijo porque la mayor parte de ellas procedía de Grecia.
El helenismo triunfó igualmente en Roma, que recogía la herencia de Pericles y de Alejandro. Y Roma difundirá en la Europa occidental semibárbara la civilización greco-romana.
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