domingo, 24 de agosto de 2014

LEPTIS MAGNA


INTRODUCCIÓN

Leptis Magna, antigua ciudad de la región de Tripolitania, situada en la costa africana mediterránea, en las proximidades de la actual Homs (al este de Trípoli, en Libia). Fundada por los fenicios hacia el año 1000 a.C., comenzó siendo una ciudad portuaria integrada posteriormente en la provincia romana proconsular de África.

De las tres ciudades que dieron su nombre a la región norteafricana de Tripolitania (las otras dos eran Oea, la actual Trípoli, y Şabrātha), Leptis Magna era la situada en el extremo oriental. Esta urbe prosperó como centro comercial, pero en el siglo IV comenzó a sufrir los ataques de tribus del desierto y en el siglo VIII había quedado prácticamente abandonada.

Leptis Magna estuvo vinculada al poder de Roma durante más de seis siglos a partir del siglo II a.C., primero bajo la República y más tarde bajo el Imperio. Durante todo este tiempo, los romanos levantaron numerosos edificios de acuerdo con los estilos arquitectónicos de cada época. Estas estructuras, conservadas bajo la arena durante siglos, han hecho de esta ciudad un importante yacimiento de estudios arqueológicos a partir de la década de 1920. Leptis Magna también es conocida por ser la cuna del emperador romano Lucio Septimio Severo, que nació en ella en el 146 y dirigió el Imperio entre el 193 y el 211.


ORÍGENES

Leptis Magna, ubicada en un puerto natural de la costa norteafricana resguardado por islas, comenzó siendo un puerto comercial fenicio. En el siglo VI a.C., Cartago se convirtió en la colonia fenicia dominante y fue asumiendo paulatinamente el control de otras regiones fenicias del norte de África, incluida Leptis Magna. Los romanos derrotaron a Cartago en el 202 a.C., durante la segunda Guerra Púnica. El emperador Trajano concedió a Leptis Magna la condición de colonia romana en el 109 d.C. y otorgó a toda la población la ciudadanía romana con plenos derechos. El primer senador romano procedente de esta urbe comenzó su mandato a principios del siglo II.



PERIODO ROMANO

Leptis Magna disfrutaba de un grado inusual de autonomía dentro del territorio gobernado por Roma. A diferencia de otras ciudades africanas, no fue desposeída de ningún área ni se vio obligada a aceptar colonos romanos. Prosperó gracias a que los ejércitos de Roma acabaron con los bandidos que saqueaban la región y con los disturbios provocados por las bandas tribales de la zona.
Durante el periodo romano, Leptis Magna sirvió como punto de partida de la ruta comercial que cruzaba el Sahara hasta el interior de África. Su economía se basaba en la agricultura, y algunos de sus productos, especialmente el aceite, llegaron a ser muy rentables. El cultivo del olivo contribuyó hasta tal punto a la prosperidad de la ciudad que en el año 46 a.C. Julio César impuso a la ciudad un tributo anual de tres millones de libras de aceite. Diversas inscripciones y documentos dan fe de las riquezas de la elite local, que impulsaba el continuo crecimiento de la ciudad.

A finales del siglo I a.C., comenzó a explotarse una cantera en Ras el-Hammam, al sur de Leptis Magna, de la que se extraía piedra caliza excepcionalmente fina y dura que se empleaba posteriormente en las edificaciones de la ciudad. Sus habitantes levantaron un acueducto en el 120 a.C. En los años siguientes, también crearon lujosos baños similares a los de Roma, un gran circo o pista de carreras de caballos y varios edificios públicos.

Uno de los principales periodos de construcción fue el reinado del emperador Lucio Septimio Severo, que comenzó en el 193 d.C. Este Emperador había nacido en Leptis Magna, y honró a su ciudad desarrollando un ambicioso programa de edificaciones que incluía un suntuoso foro y un arco ricamente decorado que marcaría la intersección de las dos vías principales. También encargó la construcción de un nuevo puerto, unido al centro de la urbe por una amplia calle de unos 366 metros de longitud y rodeada de columnatas. Lucio Septimio Severo visitó la ciudad en el 203 y aprovechó la ocasión para anunciar a sus habitantes una importante exención fiscal.

CAMBIOS Y DECLIVE

Hacia el siglo IV, las tribus saharianas se habían consolidado y comenzaron a realizar incursiones en las tierras próximas a Leptis Magna. En un principio, los muros fortificados de la ciudad evitaron el saqueo. No obstante, la autoridad romana en el norte de África se había debilitado hasta tal punto que el gobernador romano de la región no podía enviar ayuda a la ciudad a menos que ésta proporcionara camellos y provisiones a su ejército. El terremoto que tuvo lugar en el 365 provocó serios daños en esta urbe, pero el acontecimiento que puso fin a su prosperidad fue la invasión de los vándalos (de origen germánico) hacia el 455. Aproximadamente en el 534, la ciudad fue incorporada a los territorios del Imperio bizantino. Durante este periodo de convulsiones, muchos de los residentes abandonaron sus hogares. Ya en la época en la que la expansión del islam permitió a los árabes controlar la región (en el 642), la urbe se encontraba prácticamente sin habitantes.


Dado que gran parte de los muros fortificados habían sido destruidos, la ciudad fue quedando enterrada bajo la arena con el paso del tiempo. Debido a la sequedad del clima desértico, las ruinas de Leptis Magna quedaron preservadas por las dunas. Entre 1920 y la II Guerra Mundial (1939-1945), época en que Libia era una colonia italiana, las autoridades italianas comenzaron a excavar en la ciudad. Después de la guerra, varias expediciones británicas prosiguieron con el trabajo y desde entonces se han hallado numerosas ruinas romanas en buen estado de conservación.

Las excavaciones arqueológicas de Leptis Magna han descubierto varios niveles que se corresponden con los distintos periodos de ocupación. Bajo los restos de un gran teatro del siglo I se halla un cementerio que probablemente data de los siglos IV o III a.C. Especialmente bien conservados se encuentran los edificios romanos del siglo II y principios del siglo III, entre los que se cuentan los lujosos Baños de Adriano y las ruinas del foro y la basílica, levantada durante la era del emperador Lucio Septimio Severo. Los Baños de Caza, denominados así por uno de sus frescos, también se encuentran en buenas condiciones. Los hallazgos más recientes incluyen una casa romana, con un amplio sistema de agua subterráneo, que arroja nueva luz sobre las condiciones de vida de los habitantes de Leptis Magna.











































































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