A los
que más quiso fue a su secretario Narciso y a Palas, su intendente, a quienes
el Senado, con beneplácito del emperador, otorgó magníficas recompensas y hasta
los ornamentos de la cuestura y pretura; las exacciones y rapiñas de ambos
fueron tales que, quejándose Claudio un día de no tener nada en su tesoro, le
contestaron sarcásticamente que sus cajas desbordarían si sus dos libertos
quisiesen asociarse con él. Gobernado, como he dicho ya, por sus libertos y
esposas, antes vivió como esclavo que como emperador. Dignidades, mandos, impunidad,
suplicios, todo lo prodigó según el interés de estos afectos y caprichos, y las
más de las veces sin su conocimiento.
(
Suetonio )
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