lunes, 1 de mayo de 2023

EL APÓSTATA EMPERADOR JULIANO Y SU POSTURA ANTI-CRISTIANA

Juliano el Apóstata fue el emperador que intentó restaurar la religión pagana y limitar la influencia del cristianismo en el Imperio Romano.

 

Juliano pensaba que el cristianismo había dado al mundo una gran cantidad de hipócritas y fanáticos. Esta afirmación se basa en la observación de que algunos cristianos habían actuado de manera hipócrita al decir una cosa y hacer otra, y además estando muy divididos y reafirmados en sus fanáticas creencias que no admitían crítica ni discusión. Mientras la tradicional religión romana se mostraba tolerante y respetuosa con el resto de religiones del Imperio, el cristianismo lo consideraba como un fanatismo que consideraba como la única verdadera su propia fe, pese a haber varias divisiones dentro de la secta de los seguidores de Cristo.

 

Consideraba al cristianismo como una religión de esclavos, marginados, y mendigos, que les proporcionaba consuelo espiritual a esos excluidos en el más bajo eslabón social, con una idealización de una salvación divina, en un mundo muy hostil al que no podían aspirar a mucho. Con esta chusma, era fácil que esta secta que fuera difundida por la ignorancia y la credulidad de sus miembros, que necesitaban creer en ese mensaje y predica de amor y perdón, en aquel mundo tan violento, brutal, y riguroso, donde unos tenían derechos y otros aparte de no tenerlos, incluso podrían ser propiedad de otros. Por eso el emperador entendía que tuviera tantos adeptos entre los esclavos que se creían ese mensaje de amor y paz que les enseñaban los sucesores de los apóstoles de un tal Jesús, al que llamó "el galileo". Estando en tan bajo escalón social, como no podían envidiar ni aspirar en mejorar la posición social, necesitaban creer en algo que les reconociera y les diera alguna importancia frente a tanta hostilidad.

 

Juliano el Apóstata creía que el cristianismo llevaría al genero humano humanidad por la senda de la superstición y la ignorancia, porque con esta religión tan inflexible e intolerante que se tenían como la verdadera,  ya no se podría enseñar ni aprender la filosofía, la ciencia y las artes, entre otros saberes de los más destacados, porque no gustaba a los obispos y demás dirigentes religiosos que veían amenazada su nueva posición social en la estructurada sociedad romana.

 

Juliano consideraba que cristianismo es una religión que promueve la debilidad y la sumisión de las masas, cuando era necesaria una ciudadanía romana fuerte y disciplinada, que salvaguardara el legado y la civilización de sus antepasados romanos, y eso le hacia sentir la buena y entrenada preparación militar de la que disponía en su persona y que lo había llevado a ser emperador desafiando incluso a su primo el cristiano emperador Constancio II, que murió de unas fiebres antes de enfrentarse a él. Y con ello consideraba que el cristianismo sería un obstáculo y un peligro para el progreso y la sabiduría, y así lo veía porque él antes de ser emperador había sido una persona muy estudiosa que se preparaba para la posible alta magistratura imperial a la que le llevaría el destino. Juliano creía que el cristianismo impediría el progreso científico y filosófico al limitar la libertad de pensamiento y el cuestionamiento crítico, algo tan tradicionalmente romano que había dado tantos sabios romanos, y que había hecho que una simple pequeña aldea del Tíber llegara a dominar y señorearse de buena parte del mundo conocido.

 

Y entendía que una religión basada en el miedo y la ignorancia, causaría división y conflicto, debilitando las bases del Imperio, y arriesgando a que fuera invadido por pueblos bárbaros ansiosos de apoderarse de las riquezas y las comodidades proporcionadas por la civilización romana tradicional, terminando con la paz romana y con ello llevando a un mundo de injusticias y abusos en los que el derecho ya no podría amparar a los ciudadanos.

 

Por eso el emperador Juliano consideraba que el cristianismo era una enfermedad que debe ser erradicada para que la humanidad pueda avanzar, porque es un obstáculo para el progreso humano.

 

Tales tipos de actitud y propósitos del emperador Juliano, hizo a los obispos cristianos de la época considerar que los mensajes de Juliano eran como una amenaza a su fe y su posición en la nueva sociedad romana donde la secta se había expandido y crecido considerablemente, empezando a disponer de ciertos privilegios políticos, sociales y religiosos.

Naturalmente los obispos cristianos se sintieron atacados por las afirmaciones de Juliano sobre la religión cristiana al asegurar que, es una religión de esclavos y mendigos, que se basa en la ignorancia y el miedo, o que había corrompido el verdadero mensaje de amor y paz que había enseñado el judío Jesús de Nazaret, al que llamaba el galileo. Estas afirmaciones habrían sido vistas como una falta de respeto y una falta de comprensión de lo que el cristianismo realmente significaba para sus seguidores de entonces. Aparte porque con el objeto de pagar a sus legiones, el emperador Juliano trataba de ir confiscando bienes de la Iglesia de los obispos que más le contrariaban, descalificaban, y cuestionaban, con el objetivo, aparte, de debilitar el creciente poder de la iglesia cristiana. Por eso se sospecha que en la última batalla donde combatió el emperador contra el Imperio Parto, la lanza que le atravesó causándole la muerte procedía de un fanático legionario cristiano de sus propias filas ( hay muchos historiadores que piensan que fue así).

 

¿Por qué le repelía el cristianismo, y deseaba volver al antiguo paganismo romano?. Se supone que el emperador Juliano, cuando era adolescente, había sobrevivido a la matanza del año 338, provocada por la revuelta ocurrida a la muerte de su tío Constantino el Grande. El recuerdo de los muchos magnates y obispos implicados en aquella violenta represión debió marcar su vida. Así como sería uno de los motivos que le condujo a reaccionar contra el cristianismo, volviendo sus ojos hacia la cultura de los antiguos clásicos.

No hay que olvidar que su mandato se inició cuando su primo Constancio II lo llamó en auxilio suyo a Oriente (360) y estuvo presidido por una tolerancia «ingeniosa y pérfida», que lo llevó a idear una iglesia pagana paralela a la cristiana y que se distinguiría por la exaltación de los valores de la Antigüedad. Una iglesia cuya religión debería ser de mayor altura que la cristiana. Porque para Juliano la religión cristiana era propia de pescadores incultos.

Esta proyectada vuelta al paganismo estuvo influida además por una serie de familias patricias que reclamaban los esplendores de la Roma clásica y sus antiguos privilegios senatoriales. Reacción que tuvo una especial virulencia a finales del siglo IV.

Junto a estos motivos de tipo personal y sociológico habría que añadir la influencia en Juliano del neoplatonismo procedente de Grecia, cuya élite intelectual se resistió tradicionalmente al cristianismo. La suma de todas estas circunstancias fue la causante formal de su apostasía, pese a ser el único varón que quedó de la dinastía de Constantino el Grande, el gran protector y promotor del cristianismo al que venía como el mejor instrumento político y religioso para mantener unido y cohesionado lo que quedaba del extenso Imperio Romano.

Al final su proyecto político en favor del paganismo no llegó a ocasionar más estragos gracias a que su reinado fue efímero. El mismo escribió una obra de polémica religiosa denominada: Contra los galileos.

 

Su muerte se produjo accidentalmente, según parece por el lanzamiento de una jabalina que recibió en una escaramuza contra enemigo, cuando su ambiciosa campaña contra los persas, iniciada desde Antioquía el año 363, y de la que ya he dicho, el posible asesino del emperador Juliano el Apóstata, fue un fanático legionario cristiano de sus propias filas, tal como han indicado algunos historiadores..

 

Es importante tener en cuenta que, en el momento en que Juliano el Apóstata estaba en el poder, el cristianismo ya había adquirido una gran influencia en el Imperio Romano y se había convertido en la religión dominante. Ya desde la época de Nerón se iniciaron las primeras persecuciones contra cristianos, y fue en la época que crucificaron al apóstol Pedro. También cabe destacar a emperadores como Domiciano, Diocleciano, Galerio, o Decio, que son muy conocidos porque trataron con mucha crueldad a los cristianos, tratando de volver a la tradicional religión romana, aunque finalmente sin éxito.

 Y luego en la época del reinado de Constantino el Grande, el emperador la promovió como religión oficial del imperio, más que nada, porque la veía como una aportación para la estabilidad social y política de la época, aunque su sobrino, el culto emperador filósofo Juliano el Apostata no opinara igual como su tío sobre la mejor manera de mantener más unido y coherente todo el Imperio Romano.


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