lunes, 16 de abril de 2018

MUERTE DE LOS ASPIRANTES A SUCEDER AL EMPERADOR ADRIANO



Embargado de preocupación por buscar un sucesor pensó primero en Serviano al que, como ya dijimos, obligó después a morir. Mantuvo en el más absoluto desprecio a Fusco porque, instigado por los presagios y prodigios, había concebido la esperanza de alcanzar el Imperio. Fue condenado a muerte. Detestó a Platorio Nepote, al que antes había amado de tal manera que, cuando acudió a visitarle porque se hallaba enfermo, o no le admitió a su presencia por considerarle sospechoso, pero tampoco le castigó. Y detestó igualmente a Terencio Genciano, aunque a éste con más violencia aún porque veía que el Senado le apreciaba y, finalmente, a todos aquellos que pensó que accederían al poder imperial, como si se tratara de futuros emperadores. Y realmente, reprimió toda la fuerza de su congénita crueldad hasta el momento en que estuvo a punto de morir en su residencia de Tívoli, debido a una hemorragia. Entonces ya, sin traba alguna, después de haber dado muerte a muchas personas directamente o mediante manejos ocultos, obligó a Serviano a suicidarse, acusándole de que aspiraba al trono porque había obsequiado con una cena a los esclavos imperiales, porque se había sentado en el escaño real que estaba junto a su lecho y porque se habí presentado en actitud marcial ante las guardias de los soldados, a pesar de ser un anciano de noventa años.

( Historia Augusta )





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