viernes, 8 de diciembre de 2017

CARTA DE UNA JOVENCÍSIMA ADOLESCENTE JULILLA DE LOS CÉSARES A UN JOVENCÍSIMO POBRE PATRICIO LUCIO CORNELIO SILA


 

Os amo y nunca me cansaré de decíroslo. Si las cartas son el único medio de que me escuchéis, os lo diré por medio de cartas. Docenas, cientos, miles, al paso de los años. Os sofocaré con cartas, os ahogaré con cartas, os aplastaré con cartas. ¿Hay algo más romano que el género epistolar? Nos alimentamos de cartas, del mismo modo que yo lo hago escribiéndoos. ¿Qué es la comida si me negáis el alimento que ansían mi corazón y mi alma? Mi desalmado, implacable y cruel amado, ¿cómo podéis estar tan lejos de mí? Echad abajo el muro que separa las dos casas, penetrad en mi cuarto y ¡besadme, besadme, besadme! Pero no lo haréis. Parece que os lo oigo decir, mientras yo permanezco en este lecho odiado, impedida para levantarme. ¿Qué he hecho para merecer vuestra indiferencia y frialdad? Estoy segura de que bajo vuestra piel blanquísima anida una mujercita, mi esencia confiada a vuestra vigilancia, de tal modo que la Julilla que vive en la casa de al lado en su horrendo y odiado lecho no es más que una réplica vacía que cada vez se debilita más. Un día desapareceré y no quedará de mi más que esa mujercita bajo vuestra blanca piel. ¡Venid a verme y ved lo que habéis hecho! Besadme, besadme, besadme. Os amo.






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