viernes, 14 de abril de 2017

EL BURDEL DEL EMPERADOR CALÍGULA


Y, para que no quedara por probar ningún vicio, preparó en su palacio una serie de pequeñas habitaciones exactamente igual que si se tratara de un burdel y las decoró suntuosamente. Tenía en las celdas a mujeres casadas y libres, de nuevo igual que si de un burdel se tratara. Entonces enviaba a heraldos a los mercados y lugares públicos e invitaba a jóvenes y viejos a que dieran rienda suelta a su lujuria. Disponía de dinero para prestar con intereses a aquéllos que allí acudían, y los hombres escribían sus nombres encantados por contribuir a los ingresos del César.


 ( Suetonio en "Vida de Calígula")










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