sábado, 6 de agosto de 2016

UN PRESAGIO SOBRE TIBERIO


Cuando Livia estaba embarazada de Tiberio, los presagios se sucedieron a lo largo de su vida. El primero de todos era que Livia quería conocer el sexo del hijo que esperaba, y para saber si iba a dar a luz a un varón, hizo lo siguiente:


Se fue al corral y le birló a una gallina su huevo. Luego Livia calentó el huevo con sus manos, y se lo pasó a su esclavas para que también lo calentaran entres sus manos.



Con esa calor absorbida, estalló el cascarón del huevo y se asomó la cabecita de un polluelo provisto de una bonita cresta. De esta forma Livia pudo saber que estaba embarazada de un niño que sería llamado a disponer de los más altos destinos. Y como ella estaba casada con César Augusto, lo más probable era que aquella criatura en ciernes llegara a ser emperador de Roma. 



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