El cónsul era la más alta magistratura romana
con imperium, y el consulado (los eruditos modernos no lo denominan así, porque
el consulado es una institución diplomática moderna) se consideraba el escalón
más alto del cursus honorum.
Cada año, la Asamblea
centuriada elegía dos cónsules que ocupaban el cargo durante un año. El primer
cónsul -el que más votos había obtenido- ostentaba los fasces durante el mes de enero, lo que
quería decir que actuaba mientras su colega observaba.
El día de la toma de posesión del cargo de cónsul
era el día de Año Nuevo, el 1 de enero. Cada cónsul tenía una escolta de doce
lictores, pero sólo los lictores del cónsul en activo durante el mes
correspondiente llevaban los fasces al hombro. En tiempos de Cayo Mario, los
cónsules podían ser patricios o plebeyos, y no podían asumir el cargo dos
patricios a la vez.
La edad para ser cónsul era la de cuarenta y dos
años, doce años después de ingresar, a los treinta, en el Senado. El imperium
del cónsul no tenía límites, pues era vigente en Roma, en Italia y en las
provincias, e invalidaba el imperium de cualquier gobernador proconsular. El
cónsul podía mandar cualquier ejército.
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