martes, 21 de abril de 2015

LA CONJURACIÓN DE CATILINA




En Roma se había formado un partido revolucionario que agrupaba a los miserables y a los descontentos y que pretendía reanudar los proyectos de los Gracos.


El partido estaba dirigido por un antiguo compañero de Sila, Catilina, "malvado y depravado" -dice Salustio- que reunía a su alrededor "como satélites a todos los hombres reos de maldades y de crímenes".


Para Catilina, la demagogia social era un medio para adueñarse del poder. Craso lo apoyó en la sombra, y habiendo sido descubierta una primera conspiración, hizo enterrar la tentativa.


LUCIO SERGIO CATILINA

Catilina presentó su candidatura al consulado en el año 63 a. de J.C., pero fue derrotado por Cicerón, que aparecía como dirigente del partido del orden. Después de un nuevo fracaso, al año siguiente Catilina proyectó asesinar a los cónsules, provocar incendios e imponerse por la fuerza.


Craso rompió las relaciones con él; Julio César, que había tenido cierta participación en la conjuración (también él apoyaba el partido popular) se retiró.



Cicerón abordó a Catilina en pleno Senado, lanzando su célebre frase: ¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? Catilina huyó de Roma, sus cómplices fueron asesinados, y él murió en el curso de una batalla.



Cicerón se mostró orgulloso de haber salvado la República (62 a. de J.C.). durante estos acontecimientos, Pompeyo había llegado de Oriente. El Senado y Cicerón temían sus ambiciones; Pompeyo cometió el error de licenciar su ejército, y tuvo que esperar ocho meses para celebrar su triunfo.


Entonces se aproximó a Craso y a César para formar el "primer triunvirato".




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