Alceo de Mitilene o Alfeo de Mitilene (en griego Ἀλκαῖος, Alkaĩos, latinizado como
Alcaeus) fue un poeta griego de la Antigüedad, natural de Mitilene, ciudad de
la isla de Lesbos (ca. 630 a. C. - ca. 580 a. C.).
Fue contemporáneo, amigo y presunto amante de la
poetisa, algo mayor que él, con quien intercambiaba poemas. Aunque se
desconocen los nombres de sus padres, sí están documentados los nombres de sus
hermanos, Antiménidas y Ciquis, con quienes se involucró en la vida cívica y
política de su ciudad. Durante su vida, Lesbos afrontó una situación política
caótica y violenta. La dinastía gobernante, los Pentílidas, que decían ser
descendientes de Orestes, hijo de Agamenón, perdieron el poder y fueron
derrotados con dos golpes de estado sucesivos. El poder pasó a manos del tirano
Melancro. Alceo y sus hermanos intervinieron junto con Pítaco en la caída de
Melancro, aunque el beneficiado, por alguna razón desconocida, fue Mírsilo. Durante
su mandato, Alceo participó en la lucha lesbia contra los atenienses en Sigeon
-en la Tróade, en la entrada del Helesponto-, que, dirigidos por el olimpionica
Frinón, obtuvieron la victoria, luego enturbiada por la muerte de éste a manos
de Pítaco y el arbitraje de Periandro de Corinto y la concesión final de Sigeon
a los atenienses. Las relaciones hasta entonces excelentes entre Pítaco y Alceo
se rompieron: conjurados en un principio contra Mírsilo, Pítaco en el último
momento reveló los nombres de los rebeldes, y desde entonces compartieron el
poder, por lo que Alceo hubo de exiliarse por primera vez en la cercana Pirra,
una colonia interior del golfo lésbico. Tras la muerte de Mírsilo, celebrada
por Alceo, que volvió del exilio, se consolidó la tiranía de Pítaco, de origen
plebeyo e hijo del tracio Hirras, que, enemistado con todas las familias
poderosas de Lesbos y casado como una jugada política con una Pentílida,
emprendió en su condición de árbitro reconciliador unas reformas contra la
aristocracia y consiguió desterrar a sus enemigos, entre quienes estaban Alceo
y sus hermanos. En este segundo exilio, es posible que el poeta se refugiara en
Lidia. Preparado el regreso de los exiliados con el deseo de expulsar al
tirano, aquellos fueron vencidos, y los que no encontraron la muerte fueron nuevamente
expulsados. Alceo tuvo que marchar al exilio por tercera vez, a Beocia, y
posiblemente a Tracia, Lidia y, finalmente, Egipto. De su muerte no se sabe
casi nada, y es probable que muriera en una batalla.
Sus poemas fueron reunidos en diez volúmenes por los
eruditos de Alejandría, con comentarios de Aristófanes de Bizancio y Aristarco
de Samotracia en el siglo III a. C. Sin embargo, la poesía de Alceo ha
sobrevivido sólo en anotaciones.
Sus poemas, que fueron redactados en el dialecto eólico
del griego, tratan acerca de varios temas: himnos a los dioses (Hymnoi);
comentarios políticos o militares (Stasiotika), en ocasiones de índole
personal; canciones de amor (Erotika); y por último canciones báquicas
(Skolia), la clase de poesía que podía ser leída en un simposio. Todos los
eruditos de Alejandría afirmaban que Alceo fue el segundo de los nueve poetas
líricos canónicos. El considerable número de fragmentos existente, y las
traducciones de Alceo al latín hechas por Horacio, quien lo consideraba su gran
modelo, pueden ayudarnos a forjarnos una idea del carácter de su poesía.
Sus poemas eran monódicos (cantados por un solo
intérprete en lugar del coro), y estaban compuestos por varios tipos de metros
en estrofas de dos o cuatro versos, entre ellas la estrofa alcaica, llamada así
en su honor. La extensión de su obra rivaliza sólo en la época arcaica con la
de Arquíloco. Alceo está abierto a un amplio abanico de influencias. Cuando
utiliza la lírica para denostar a alguien, borra las diferencias existentes
entre ésta y el yambo. Sus himnos reciben la influencia de la tradición de los
rapsodas.
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