martes, 29 de julio de 2014

SEGUNDO TRIUNVIRATO





MARCO ANTONIO Y OCTAVIO

Marco Antonio supo aprovecharse de la inactividad de los asesinos. Otorgó a César honores divinos y grandiosos funerales, anunciando al pueblo que el desaparecido dejaba su patrimonio a los ciudadanos de Roma; los asesinos huyeron de la ciudad.

Sin embargo, un jovenzuelo débil, sobrino segundo de César, al que había adoptado mediante testamento, Cayo Octavio, con 19 años, hizo su aparición y reclamó su herencia.

Al contrario que Antonio, se mostró dócil hacia el Senado y Cicerón, que hizo que le fueran confiadas dos legiones. Antonio combatió en la Galia Cisalpina a los partidarios de los conjurados y del Senado, y Octavio marchó contra él.

Antonio, vencido, se refugió en la Narbonense con el procónsul Lépido. Pero Octavio, temiendo hacer el juego al Senado, dio un brusco viraje y prefirió aliarse con Antonio y Lépido.

Entró en Roma a la cabeza de sus legiones, se hizo elegir cónsul y selló la alianza proclamando el segundo triunvirato, que concedió todos los poderes a los tres cómplices (43 a. de J.C.).

Como Sila, los triunviros se deshicieron de sus adversarios mediante las listas de proscripción (más de 2.000 individuos). A Cicerón le cortaron la cabeza y las manos; Antonio se acordaba de los violentos discursos, las Filípicas, que el célebre jurista había pronunciado contra él.

Pasando a Grecia, Antonio y Octavio exterminaron a los conjurados que habían dado muerte a César. Casio y Bruto se suicidaron en Filipos en el año 42 a. de J.C.

Después de que una guerra civil había amenazado con romper el acuerdo de los triunviros, éstos se reconciliaron por la paz de Brindisi (40 a. de J.C.), repartiéndose el Imperio:


- Lépido se contentó con Africa,
- Octavio tomó Italia, la Galia e Hispania,
- Antonio recibió Grecia y Oriente.


Este último se casó con Octavia, hermana de Octavio, a pesar de su pasión por Cleopatra





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