jueves, 29 de diciembre de 2022

VICISITUDES DE UNA ESCLAVA SEXUAL EN ROMA

 

Me capturaron siendo una niña en una aldea muy, pero que muy lejana, mataron a mi padre, madre y hermanos, y me esclavizaron domándome a base de humillaciones, anulaciones y malos tratos permanentes, hasta que me convertí en un ser dócil y sumiso. Apenas recuerdo de dónde procedo. Me vendieron de niña en un mercado romano, y los nuevos amos me enseñaron cuanto sabían sobre técnicas sexuales, para convertirme en una profesional y sacar provecho económico conmigo. Con la confianza de los amos, soy una esclava bastante liberada, que puedo ir por las calles de Roma y disfruto de ciertas libertades. El hijo del dueño fue bastante cariñoso conmigo, siempre buscaba pasar el rato conmigo y poseerme sexualmente, y llegábamos a ser cómplices, y me enseñó un poco a leer y a escribir, y la forma de vida de los romanos, porque sabía que una esclava sexual un poco instruida resultaba rentable, ya que muchos clientes a pesar de desear sexo, también deseaban un poco de conversación con una mujer que no les resultara aburrida.

 

 Os cuento que esos burdeles son antros de iniquidad desagradable que los frecuentan todo tipo de gente. He aprendido que los hombres son de una naturaleza que no se pueden contener, es decir, que para ellos es imposible vivir sin sexo, ya que siempre tienen necesidad de placeres frente a las durezas cotidianas de la vida. Por eso como mínimo todos los hombres tienen una esclava doméstica, que igual hace de esclava sexual para su amo, ya que eso para ellos es una necesidad física básica, igual que mean y cagan en sus orinales y tengo que vaciárselos. Las esclavas sexuales siempre tenemos que estar dispuestas para ellos, siempre que quieran, aunque nos de asco y no tengamos ninguna gana. ¡Hay de quien los contrarie!, pueden crucificarnos en el jardín de sus casas y vernos agonizar en días. Los amos y amas son dueños absolutos de nuestras vidas, y pueden hacer lo que quieran con su esclava.

 

 Tenemos que cuidarnos y mantenernos hermosas para ellos, porque nos quieren ver bellas, y además tenemos que mostrarnos espléndidas, apasionadas, sensuales, y con destreza para hacerlos sentir bien,....o igual nos venden o nos destinan como comida para los cerdos de sus granjas, con lo muy surtido que está el mercado de esclavas, siempre lleno de mujeres jóvenes y muy baratas. Los hombres, los amos, son la fuerza y nos tenemos que someter a su poder y a sus caprichos, si queremos sobrevivir. El único poder que yo tengo es mi apariencia, resultar atractiva y lograr que se sienta satisfecho conmigo. Pero igual tengo mucho miedo de hacerme vieja, empezar a no gustarle y que me venda o me eche de comida para sus animales. La única esperanza que tengo es que sé que hago unas mamadas como no sabe hacer nadie. Si es verdad que las fellatios están mal consideradas socialmente y no sé a qué se debe eso cuando en el día a día veo que es al revés, pero un viejo senador que fue uno de mis clientes habituales me enseñó que saber hacer una buena mamada es una de las cosas que más satisfechos deja a los hombres. Procuro aprender y mejorar la técnica en la medida de lo posible. Sólo Venus sabe de la cantidad de mamadas que he hecho a lo largo de mi vida, y salvo de unos pocos a quienes puedo considerar como "amigos", todas han sido de un tremendo asco al que he tenido que acostumbrarme.

 

En mi vida de esclava sexual me toca lidiar con toda clase de hombres, unos son educados y respetuosos y terminan por inspirarme confianza; pero la mayoría son unos brutos, sucios y apestosos, que los tengo que aguantar con resignación, y encima ponerles buena cara. ¿Os imagináis un tipo borracho, salvaje y diciéndome todo tipo de groserías y humillaciones, tocándome y poseyéndome de un modo que me provoca dolor y miedo?, y al que tengo que chupar todo lo bien que puedo para conseguir que se le ponga dura su verga que no logra mantenerse, y luego que evacue sus asquerosos líquidos dentro de mi vagina. Vomitivo y angustioso que me provoca muchas noches de pesadillas y de lloros. Pero ese es mi destino, y me siento maldita.

 

Y sin saberlo muchas veces me pongo enferma y eso asusta a mis amos que me quieren bien cuidada en todo lo posible y por eso me alimentan bien, me tienen limpia, y me procuran ciertas comodidades. Pero cuando me siento enferma, , tengo que disimularlo, al mismo tiempo que siento desilusión, miedo y descontento. ¡Cuántas veces me ha quedado sarnosa la vagina, pero ellos, los que me follan, ni se dan cuenta!,...porque para algunos de ellos aunque tenga sarna, si les da gusto, no son conscientes de que pica, e incluso muchos vienen con sarna, como si nada, como algunos legionarios recién licenciados que vinieron a gastarse conmigo lo de su botín,...simplemente porque tienen enormes ganas de follar, de penetrarme y sentirla dura dentro de mi agujero, de evacuar sus asquerosos fluidos dentro de mi vagina.

 

 A otros les enloquece metérmela por el culo, a lo que ya estoy acostumbrada, aunque me penetren tan hondo que incluso siento que aprietan adentro la mierda que llevo en los intestinos, e igual evacuan dentro de mi culo. A muchos incluso les excita muchísimo más follarme cuando tengo la menstruación y ven su pené erecto manchado de mis sangrados. ¿Cómo puedo aguantar todo eso?,...volviéndome dura e insensible, y resignándome. Me tocan y me toman como quieren, que muchas veces me hacen mucho daño, pero yo ya me he acostumbrado y me he vuelto insensible a esas cosas de esos sucios animales siempre hambrientos de sexo. El instinto de superviencia de una esclava sexual es más fuerte que todos los ascos y humillaciones que haya que soportar en la vida.

 

Tuvieron que enseñarme todos los trucos para no quedarme embarazada: lavarme enseguida de esos asquerosos fluidos que dejaban dentro con una buena esponja absorbente y untada de vinagre por los poderes desinfectantes que se le suponían, y da igual que fuera joven, viejo, tendero, legionario o senador,...todos van por lo mismo y eyaculan aparentemente lo mismo. Tuve que aprender a limpiarme mi cunnus con frutas y los jugos de esas, por las propiedades desinfectantes de las mismas. Tuve que aprender a dejarme penetrar en los días del ciclo que me parecían los correctos para no quedarme preñada, pero en los demás días retirarme a tiempo cuando me estoy dando cuenta de que el hombre está ya a punto de eyacular, y dejar que eche afuera su maldito semen. Esos trucos a veces no funcionaban, y tenía que tomar un vomitivo jarabe en la dosis a base de no se qué que le proporcionaba una bruja al dueño del burdel y que se la vendía carísima y tenía que pagarme con mi propio salario. Ese jarabe, que era para provocar el aborto, si no lo tomaba en la dosis adecuada, no surtía efecto, pero si tomaba más de la dosis, corría el alto riesgo de sufrir espasmos y morirme, tal como vi en otras esclavas sexuales menos afortunadas que acabaron muertas por ese veneno.

 

Naturalmente que el único método completamente seguro para no quedar embarazada es no dejarse penetrar y lograr que se excitara y eyaculara con las mamadas en la propia boca, que además había que ponerle una sonrisa e incluso tragarse el semen si el cliente lo pedía. El otro método era dejarse penetrar y que eyaculara por el culo, que a muchos les resultó mucho más excitante y se lo pasaban mejor follando así. Claro que si me quedaba embarazada, habían numerosos clientes a quienes les gustaba tirarse a una embarazada, y así estaba durante los meses siguientes mientras se iba agrandando mi vientre, y cuando paría, si nadie aceptaba a la criatura, era tirado a la calle donde los esclavos públicos de la limpieza terminaban por tirarlo al vertedero del Tiber. Con suerte tras el parto me concedían otros dos meses de descanso, pero luego tenía que volver al trabajo. Esa era la dura y triste vida de una esclava sexual.

 

No sé cómo terminará mi vida, pero de momento sigo en el burdel de mi amo, que en el fondo tampoco es tan mala persona, y lo mismo su hijo que tantas cosas me enseñó y me ayudó a integrarme y entender la vida romana.. Procuro mantenerme delgada y atractiva, pues me dejan alimentarme bien. Pero también me estoy haciendo vieja y la piel cada día la siento más colgante, y no sé por cuanto tiempo se me podrá retener. Cada día noto más que la piel está más floja, los senos menos erguidos, las nalgas más ensanchadas,...me estoy volviendo vieja, y noto que mis reglas se están espaciando y mi cabello cada vez es menos fuerte. Cada vez soy menos escogida por los hombres, y se apiadan de mí muchos de los que ya me conocen y supe dejarlos completamente satisfechos.

 

Sé que muchas terminaron en los fosos de cal antes de hacerse viejas, aquejadas de enfermedades, desgastadas, envejecidas prematuramente, inutilizadas, y yo no sé hasta cuándo podré soportarlo. Y no quiero ni pensar cuando mi amo decidirá que ha llegado la hora de ser comida para los cerdos de sus granjas. Ese será mi destino, el destino de una esclava sexual, y otra jovencita comprada en el mercado ocupará mi lugar.   




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