Los espartiatas, en ese sentido, han otorgado a sus reyes los
siguientes privilegios: dos sacerdocios, el de Zeus Lacedemón y el de Zeus
Uranio; y, además, la facultad de declarar la guerra al país que quieran, sin
que ningún espartiata pueda impedírselo, ya que, si lo intenta, dicho sujeto
incurre en sacrilegio. Durante las operaciones bélicas los reyes van a la
vanguardia siendo los últimos en retirarse; y, mientras están en campaña, cien
soldados de élite constituyen su guardia personal.
( Heródoto en "Historia" )
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