lunes, 30 de marzo de 2020

AMIANO MARCELINO RELATA A LA PLEBE OCIOSA Y DESOCUPADA QUE FRECUENTA LOS JUEGOS


Éstos, todo lo que viven, lo malgastan en vino, dados, juegos, placeres y espectáculos. Para ellos, su templo, su hogar, su asamblea y la esperanza de todos sus deseos es el Circo Máximo.
 
Entre éstos, aquellos que han vivido ya hasta la saciedad y dominan al resto gracias a su larga existencia juran una y otra vez, por sus canas y por sus arrugas, que el Estado no podría subsistir si, en la siguiente carrera, su auriga favorito no saliera el primero de la línea de salida y no realizara giros muy arriesgados con sus caballos de mal agüero .
 
Además, el vicio de la desidia está tan extendido que cuando llega el día deseado de los juegos ecuestres, antes de que el sol brille en plenitud, se apresuran todos con tanta precisión que aventajan en velocidad a los propios carros de la competición. Incluso, muchos están tan agitados que pasan muchas noches sin dormir intentando demostrar sus preferencias.


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