Las marchas, con objeto de que nadie pudiera
escaparse como sucedía antes, las llevaba a cabo siempre en formación cuadrada
sin que estuviese permitido a ninguno cambiar el lugar de la formación que le
había sido asignado. Recorría la línea de marcha y, presentándose muchas veces
en la retaguardia, hacía subir en los caballos a los soldados desfallecidos en
lugar de los jinetes y, cuando las mulas estaban sobrecargadas, repartía la
carga entre los soldados de a pie. Si acampaban al aire libre, los que habían
formado la vanguardia durante el día debían colocarse en torno al campamento
después de la marcha y un cuerpo de jinetes recorrer los alrededores. Los
demás, por su parte, realizaban las tareas encomendadas a cada uno, unos
cavaban las trincheras, otros hacían trabajos de fortificación, otros
levantaban las tiendas de campaña, y estaba fijado y medido el tiempo de realización
de todos estos menesteres.
( Apiano )
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