domingo, 7 de octubre de 2018

BREVE DISCURSO DEL DICTADOR CÉSAR EN EL SENADO A PUERTAS ABIERTAS, ANUNCIANDO MEDIDAS FISCALES, PARA PALIAR LA FALTA DE DINERO EN EL ERARIO PÚBLICO ROMANO


 

 A continuación paso anunciar la nueva política fiscal, que haré todo lo posible para que en vigor inmediatamente, teniendo en cuenta el papeleo que generará. En adelante, el Estado podrá pedir prestado dinero a particulares y empresas, y a otras ciudades y distritos de toda Italia y del mundo romano. Se basa en lo posible poder recaudar el dinero que necesita el Estado, especialmente el destinado a financiar los subsidios de grano, aceite, tocino y vino para todos los ciudadanos, las obras públicas, y las pagas de las legiones, sin necesidad de imponer nuevos tributos. Se les preguntará a los reyes subordinados si deseaban convertirse en acreedores de Roma. El interés se pagaría al tipo corriente del diez por ciento simple, acabando por siempre esa usura del 40% que en algunos casos había llegado incluso al 60%. La res publica, ya no se financiará con los escasos impuestos que Roma cobraba hasta ahora: los aranceles aduaneros, los derechos de la liberación de los esclavos, los ingresos de las provincias, la parte del Estado en el botín de guerra, y eso era todo lo básico hasta ahora. No habrán los injustos impuestos sobre las rentas, ni impuestos sobre las personas, ni impuestos sobre las propiedades, ni impuestos a la banca, ni a la industria, ni a los lupanares, ni al campo... ¿De dónde procederá pues el dinero que el Estado necesita?. Mi respuesta es que el Estado puede pedir prestado en lugar de instituir nuevos impuestos. Incluso los ciudadanos más pobres se convertirían en acreedores de Roma. ¿Cuál será la garantía?. La propia Roma. La mayor nación sobre la faz de la tierra, rica y poderosa, pero no susceptible de quiebra, con lo cual es importante que gobernamos, así como los consulares y los senadores que velamos por Roma sepamos administrar bien los inevitables ciclos económicos derivados de las circunstancias más inesperadas, sin buscar complicar más las cosas en las épocas de crisis económica o de hambrunas provocadas por las sequías o las guerras de fronteras.

 

No obstante , los petimetres y las lánguidas señoras que se pasean en literas de púrpura tirio tachonadas con perlas marinas van a tener los días contados, porque sí voy a poner unos impuesto sobre los lujos que me propongo establecer. La púrpura tiria ya no estará libre de impuestos, disponer de cómodas literas para viajar supondrá pagar un tributo anual, los banquetes desorbitantemente caros tampoco estarán libres de impuestos, el laserpicium que alivia los síntomas de los excesos en el comer y beber eso tampoco no estarán libre de impuestos. A partir de ahora construirse una nueva mansión, villa o palacio, a partir de determinados límites, será tributable. En resumen, de momento sólo los excesivamente más ricos, son los que van a pagar impuestos por sus lujos y sus riquezas en beneficio de Roma, y eso sin que les afecte demasiado.

 

Para concluir, no se me escapa el hecho de que existen muchos bienes raíces cuyos propietarios son en la actualidad nefas, personas excluidas de Roma y la
ciudadanía por delitos contra el Estado. Esos bienes se expropiarán y se subastarán justamente, y las ganancias resultantes se ingresarán en el erario. No obstante, no instituiré proscripciones como hizo Sila. Ningún ciudadano en particular se beneficiará de los desdichados que perdieron su derecho a llamarse ciudadanos romanos. No facilitaré la manumisión de esclavos a cambio de información, no ofreceré recompensa a ciudadanos a cambio de información que delaten a otros ciudadanos. Yo no soy Sila y ya sé todo lo que necesito saber y no quiero buscar más culpables ni que corra más sangre romana.

 

 Los comerciantes de Roma son la causa del bienestar de la nación, y es a ellos especialmente a quienes acudo en busca de ayuda para curar estas terribles heridas. Pediremos prestado el dinero para recuperarnos de nuestra fallida economía, pagaremos los justos intereses del 10 por ciento a todos aquellos que presten a Roma, y una vez recuperados el estancamiento económico, devolveremos todo el dinero prestado, que reportará ganancias a todos aquellos que hayan prestado su dinero, incluso los romanos más humildes que hayan ahorrado algo haciendo su aporte de dinero. Estoy convencido de que dinero no va a faltar a nuestro erario público, porque todos los ciudadanos tienen la voluntad y deseo de que Roma prospere y sea cada día más grande, y porque creo que todos trabajaremos en la confianza de que vamos a salir adelante y dejar una Roma más rica que la que conocieron nuestros ancestros.¡Larga vida al Senado y el Pueblo de Roma!. ¡Larga vida a Roma!.









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