sábado, 1 de septiembre de 2018

CARTA DEL PROCÓNSUL DE ASIA CALVINO A MITRÍDATES ( HIJO PERDONADO POR LOS ROMANOS DE MITRIDATES SÉPTIMO DEL PONTO), A PROPÓSITO DE LA INVASIÓN DE SU HERMANASTRO EL REY FARNACES DEL PONTO



He aquí tu oportunidad de devolver ese favor a César, Mitrídates. Sin duda a estas alturas estarás tan alarmado como todos nosotros por la invasión de Ponto a cargo de tu hermanastro y por las atrocidades que ha cometido en Amiso. Una vergüenza y una afrenta para todos los hombres civilizados. La guerra es una necesidad, o de lo contrario no existiría, pero es obligación de un comandante civilizado apartar a los civiles del camino de la maquinaria militar y protegerlos de los daños físicos. El hecho de que los civiles puedan morir de hambre o perder sus hogares es sencillamente una consecuencia de la guerra, pero otra cosa muy distinta es violar y matar a mujeres y niñas, y torturar y a extorsionar a hombres civiles por diversión. Farnaces es un bárbaro.
 
La invasión de Farnaces me ha puesto en una situación difícil, mi querido Mitrídates, pero acaba de ocurrírseme que en ti cuento con una ayuda en extremo capaz, formalmente aliada al Senado y el pueblo de Roma. Sé que nuestro tratado te prohíbe reunir un ejército, pero en las actuales circunstancias debo abolir esa cláusula. Estoy autorizado a ello en virtud de un imperium maius legalmente otorgado por el dictador.
 
No debes de saber que el dictador César ha zarpado rumbo a Egipto con escasos efectivos pidiéndome que le mande otras dos legiones y una armada naval cuanto antes. Ahora me encuentro con que sólo puedo enviarle una legión y una armada.
 
Por tanto, esta carta te autoriza a reunir un ejército y mandárselo a César a Alejandría. Ignoro dónde puedes encontrar soldados, ya que yo me he llevado todos los hombres de Anatolia, pero he dejado a Marco junio Bruto en Tarso con la orden de empezar a reclutar y adiestrar tropas, así que deberías haber conseguido al menos una legión cuando tu comandante llegue a Cilicia. Te sugiero asimismo que busques en Siria, especialmente en las zonas del sur. Hay allí excelentes hombres, los mejores mercenarios del mundo. Prueba con los judíos.

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