¡Hacedme
sesenta y cinco kilómetros al día y podréis descansar y disfrutar de dos días
en Nicea! -les decía a voces, sonriente-. ¡Hacedme cincuenta kilómetros al día
y tendréis guardia durante lo que queda de esta guerra! ¡Hay trescientos
cincuenta kilómetros desde Placentia hasta Nicea, y tengo que estar allí dentro
de cinco días! ¡Para ese tiempo es la comida que lleváis y ésa es toda la
comida que vais a tener! ¡Los muchachos del otro lado de los Alpes nos
necesitan, y nosotros vamos a estar allí antes que esos cunni de galos
sepan siquiera que nos hemos puesto en marcha! ¡Así que estirad bien las
piernas, muchachos, y demostradle a César de qué estáis hechos!
( C.
McC. )
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