( Extracto de la película "La Caída del Imperio
Romano", de Anthony Mann )
-Venerable padres y senadores de Roma, compatriotas
-¡Griego!, ¡griego!, ¡griego!.....
- Nací griego pero elegí ser romano.
-¡Esclavo!
-¡Esclavo!. Nací esclavo, y gané la libertad......
Compatriotas. Soy maestro, y como tal os aseguro que, cuando explico la misma
lección por centésima vez al mismo alumno sin conseguir que la entienda, llego
a la convicción de que existe un grave fallo, bien en la lección, o bien el
maestro. Cien veces hemos cobrado a esos que llamamos Bárbaros el precio de su
lucha contra Roma. Hemos quemado pueblos, crucificado jefes, e incluso
esclavizado a mujeres y niños. El fuego se apaga, la esclavitud se perdona, y
las cruces se olvidan. ¡Pero lo que no muere jamás es el odio que sembramos!. Y
precisamente ese odio, ese odio engreda tributos arrancados a nuestras
provincias. Guerras. Hambre y miseria. ¿Cómo evitarlo?. Es fácil. Hay una
respuesta y es muy simple. Que vivamos en paz.
- ¿Paz?. ¿Cuando tus amigos nos atacan?. ¡Eso es traición !.
Esta claro que esos hombres persiguen ¡destruir y aniquilar la civilización
romana!
- Aún así, sigue habiendo una respuesta. Transformemos a mis
amigos en hombres pacíficos. Démosles nuestras tierras baldías. Obtendrán
víveres, hoy tal vez sólo para ellos, pero un día también para Roma.
- Muy bien, de acuerdo. Que trabajen las tierras. Que
produzcan, pero como esclavos. Así es como se ha hecho siempre. Nigerio llegó a
tener veinte mil esclavos en sus tierras.
- ¿Dónde están ahora?. Los puso en libertad. ¿Por qué?. ¿Tal
vez porque le repugna la esclavitud? . No, porque ha dejado ser buen negocio
tener esclavos. Los esclavos producen menos que los hombres libres. Seamos
prácticos, seamos justos. Compartamos con estos hombres nuestra ciudadanía
romana y nuestra libertad. Enseñarán al mundo que Roma ha aceptado la igualdad
y sólo así habrá paz en todas nuestras fronteras. La Pax Romana prometida por
Marco Aurelio.
-¡En nombre del César! ¡En nombre del César! El César me
pregunta: "¿Cuándo ha sido Roma más fuerte o más grande?". Y yo
respondo a César: "Nunca ha sido Roma tan fuerte y grande como hoy".
¿Y qué mantiene unido este gran Imperio? La fuerza, el poder. Igualdad,
libertad, paz. ¡Eso sólo es palabrería de griegos, judíos y esclavos!. ¡Detrás
de ellos hay millones!. ¡Vándalos que esperan un gesto de debilidad para
aniquilarnos!. Si admitimos a los Bárbaros, el enemigo lo interpretará como una
flaqueza. Todos caerán sobre nosotros. Y eso será el final de nuestro Imperio. El
final de Roma.
INTERVENCIÓN DEL ANCIANO SENADOR:
-¿El fin de Roma?. ¿En un momento y como una terrible
sorpresa? . No. Es que llega el día en que el pueblo pierde la fe en el
Imperio, y así es como comienza la caída. Padres de Roma, he conocido a cuatro
grandes emperadores. Trajano. Adriano. Antonino y Marco Aurelio. Con ellos y durante
años, el Imperio creció y cambió. Porque es ley de vida crecer o morir. Y
vosotros, Senadores, el alma de Roma, por vuestra boca habla el pueblo.
¡Hablad!. ¡Que el mundo os oiga!. Y que el mundo sepa ahora que Roma no muere.
Hay millones de seres humanos esperando a nuestras puertas. Abridlas, antes de
que las derriben para aniquilarnos. Pero pronto: hagamos más fuerte y poderoso
nuestro gran Imperio. Acoged a esos hombres y que crezca el corazón romano.
Honorables Senadores, hemos cambiado el mundo, cambiemos también nosotros. Sí,
se impone un cambio. ¡No más guerras! ¡Paz Romana! ¡Paz Romana!
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