martes, 25 de noviembre de 2014

LAS MUJERES DE LA CASA JULIA DE LOS CÉSARES


Hay ciertos rasgos característicos en los Julios César, y el más conocido, aparte de tener numerosos rubios, es el mito de que todas las Julias nacen con el don de hacer dichosos a sus maridos. Un don de la fundadora de la casa, la diosa Venus; pero no consta que la diosa Venus hiciera dichosos a muchos mortales. Aunque tampoco Vulcano. ¡Ni Marte! En cualquier caso, ése es el mito a propósito de las mujeres de los Julios. Todos los Julios se sienten descendientes directos de los dioses Venus y Marte, el amor y la guerra.
 

El que toma por esposa a una Julia de los Césares, por ser ella de alto linaje patricio, los  hijos que tengan llevarán sangre de los Julios, y el matrimonio con una Julia, indirectamente, ennoblece al marido, aunque sea de origen plebeyo. Entonces, si es un plebeyo que toma por esposa a una Julia de los Césares, todos se ven obligados a considerarle de una forma muy distinta a como lo hacían antes, porque su nombre queda potenciado con la gran dignitas, la valía pública y el rango de la familia más augusta de Roma. Por eso, por ejemplo, Cayo Mario, de origen plebeyo, fue muy acertado en escoger por esposa a una mujer de la casa Julia de los Césares. Quizás algunas generaciones de Julio Césares dinero no tengan, pero si dignitas.

 


 Los Julios César son descendientes directos de la diosa Venus a través de su nieto Julo, hijo de su hijo Eneas. Y con ello quien se casa con una Julia de los Césares queda impregnado del esplendor de esta familia patricia romana, ya que ese linaje se remontaba desde la fundación de Roma. El segundo nombre de la madre de Rómulo y Remo, la llamada Rea Silvia, era una Julia. Al yacer con Marte, concibió de él dos gemelos, y la gens Julia dio forma mortal a Rómulo y así hasta Roma .Sus ilustres antepasados habían sido reyes de Alba Longa, la más grande de las ciudades latinas, y fue su antepasado Julo quien la fundó, y al ser saqueada por los romanos  trajeron a Roma a la familia Julia y fueron elevados en su jerarquía para reforzar el derecho de Roma a ser la cuna de la raza latina. Y aunque nunca se reconstruyó Alba Longa,  el sacerdote del monte Albano es siempre un miembro de la gens Julia. Y es que belleza y el don de hacer felices a los hombres, han sido siempre características de las mujeres de la casa Julio de los Césares. 



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