(...) La liberalidad cuando se
ejerce con prudencia, se convierte en la más fecunda y atrayente de todas las
virtudes.
(...) No hay que cerrar con siete llaves el arca, de modo que no haya
medio de abrirla, ni tenerla tan abierta que lo esté para todo el mundo. Es,
pues, preciso dar con medida; y que esta medida esté proporcionada a nuestros
recursos. Acordelémonos de estas palabras, que entre nosotros han adquirido
categoría de axioma: la liberalidad no tiene fondo.
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