martes, 25 de agosto de 2020

CÉSAR DICE SOBRE LA DESCONFIANZA



Ni siquiera puede uno confiar en la lealtad de sus más caros amigos, ni en la gratitud de aquellos cuya vida se ha perdonado. La envidia, un intelecto pervertido y hasta una teoría moralista, tendrían con toda seguridad más fuerza que los sentimientos humanos más tiernos y generosos. Recuerdo que así sucedió en el caso de Quinto Sertorio cuando fue asesinado por aquellos que debían de ser sus amigos, hombres parecían no tener otro móvil que la envidia, pues procedía de familia menos distinguida que la suya  y la evidencia de su enorme superioridad militar, personal y política, provocaba en ellos celos más que admiración. Es una perversión de la naturaleza envidiar al grande. Cuando un conjunto de gente inferior consigue destruir por medio de la traición a alguien a quien temerían desafiar individualmente y al que tampoco se atreverían a enfrentarse en una guerra, se rebaja indignamente el género humano. Perpernna y sus cómplices le asesinaron a traición y de esta manera murió el hombre que, de todos los que resistieran a Sila, fue incomparablemente el más capaz, el más valiente y el de mayor visión. Y luego tras ese vil horror, nos queda lo de "Roma no paga a los traidores".



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