lunes, 20 de mayo de 2019

LA BAÑERA DE CLEOPATRA



En Roma relataban fabulosas historias de su baño: que estaba lleno con leche de burra, que era del tamaño de un estanque de carpas, que tenía una cascada en miniatura para refrescarla, que la temperatura era probada primero sumergiendo a una esclava. Ninguno de esos relatos nacidos de su estancia en Roma era verdad; la bañera que Julio César había encontrado en la tienda de Léntulo Crus después de Farsalia era mucho más suntuosa. La de Cleopatra era de un tamaño normal hecha de granito rojo sin pulir. La llenaban las esclavas, que traían ánforas de agua, unas calientes, las otras, frías; la receta era normal, así que la temperatura pocas desvariaba.











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