Aníbal Giscón (h. 300-290 - 258 a. C.), comandante en jefe
cartaginés durante la primera guerra púnica contra Roma. Sus esfuerzos
resultaron vanos y su eventual derrota en batalla precipitó su caída y posterior
ejecución.
La primera fuente histórica nos
habla de Aníbal Giscón en el año 261 a. C., como general al mando de la
guarnición asediada por los romanos en Agrigento. A pesar de la tenacidad
mostrada por Giscón y sus hombres, y de la llegada de refuerzos liderados por Hannón,
la ciudad cayó en manos romanas. Aníbal consiguió escapar a Cartago en las
postrimerías de la batalla. Aparentemente, su derrota - debida más a la
persistencia del asedio romano que a su propia incompetencia - no fue óbice
para la continuidad en el mando de Giscón. Al año siguiente (260 a. C.),
regresó como almirante al mando de la flota cartaginesa en el estrecho de
Mesina. Los romanos se disponían a lanzar su primera flota y Cartago decidió
impedirlo. Giscón derrotó y capturó al cónsul Cneo Cornelio Escipión Asina en
la batalla de las Islas Lípari, victoria que careció de significado
estratégico, dado que el grueso de la flota romana continuó maniobrando en las
aguas circundantes. Más tarde, en el 260 a. C., Giscón fue el primer general en
padecer los efectos del corvus de abordaje romano. Confiado en la superioridad
naval de Cartago, dispuso sus barcos en la formación tradicional en línea antes
de la batalla de Milas. Aunque inexpertos en combates navales, los romanos
liderados por el cónsul Cayo Duilio derrotaron estrepitosamente a la flota
cartaginesa, debido principalmente a sus innovadoras tácticas.
En el 258, fue enviado a
defender Cerdeña del ataque romano siendo fácilmente derrotado por el general
romano Cayo Sulpicio Patérculo. Tras esta nueva pérdida de confianza de sus
superiores, Giscón fue ejecutado por incompetencia poco después, junto a otros
generales cartagineses derrotados. Según algunas fuentes, fue crucificado por
sus propios hombres.
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