viernes, 19 de abril de 2019

CLITEMNESTRA



En la mitología griega, Clitemnestra o Clitemestra (en griego, Κλυταιμήστρα)1​ fue esposa de Agamenón y reina de Micenas.

 

Leda fue seducida por Zeus en forma de cisne, pero la misma noche en que yació con él también había yacido con su esposo Tindáreo. Como resultado, puso dos huevos, de uno de los cuales nacieron Cástor y Clitemnestra, que eran hijos de Tindáreo, y del otro, Helena y Pólux, que eran hijos de Zeus. Además, otras hermanas de Clitemnestra eran Febe, Timandra y Filónoe.​

 

Casó en primeras nupcias con Tántalo, hijo de Broteas o, según otras fuentes, de Tiestes. Tras el asesinato de su esposo y su hijo recién nacido a manos de Agamenón, éste fue obligado por los Dioscuros a desposarse con Clitemnestra. Como esposa de Agamenón, tuvo cuatro hijos: Electra, Ifigenia, Orestes y Crisótemis.​ En algunas tradiciones, sin embargo, se decía que Ifigenia era en realidad hija de su hermana Helena y de Teseo, pero había sido criada por ella.

 

Cuando toda la flota aquea estaba en el puerto de Áulide dispuesta a partir a luchar en la guerra de Troya, Agamenón se había ganado la cólera de la diosa Artemisa. Debido a esto, la flota estaba detenida sin poder partir por la ausencia de vientos favorables.

 

El adivino Calcante fue interrogado para saber cómo aplacar a la diosa, y la respuesta fue que se debía sacrificar a la hija más hermosa de Agamenón en nombre de la diosa Artemisa, para que ésta los dejara partir. El rey al principio se negó pero, presionado por su hermano Menelao, tuvo que enviar un mensaje a Clitemnestra para que hiciera enviar a su hija Ifigenia desde Micenas hasta Áulide con el pretexto de casarla con Aquiles. Luego Agamenón trató de impedir el sacrificio enviando secretamente otra carta a Clitemnestra en la que le decía que no enviara a su hija, pero esta carta fue interceptada y no llegó a su destino. Al no haber otra solución, Agamenón consintió en hacer el sacrificio.

 

En algunas versiones, Clitemnestra acompañó a su hija en ese viaje. Según cuenta la versión más conocida, cuando Ifigenia llegó y el sacrificio se iba a realizar, la diosa se apiadó de la joven y puso en su lugar una cierva. Se llevó a Ifigenia a Táuride, donde la convirtió en su sacerdotisa.​ Según cuenta Hesíodo, Artemisa salvó la vida de Ifigenia y la convirtió en la diosa Hécate.​

 

Sin embargo, existen variaciones sobre el tema: según la versión de Sofocles, el sacrificio sí ocurre, y justifica que Clitemnestra, en venganza por la muerte de su hija, mate a Agamenón al volver éste de la Guerra de Troya.​

 

En otras, lo que varía es el lugar del sacrificio, que tiene lugar en Braurón, un lugar del Ática. También varía la víctima de sacrificio que se emplea en sustitución de la joven: un oso, una ternera, un toro o incluso una mujer vieja.

 

Otra forma del mito, es que la misma Ifigenia se convierte a sí misma en toro, ternera, osa o mujer vieja -según sea el caso- y acto seguido habría desaparecido. Muchos explican la desaparición, con el hecho de que en el momento del sacrificio los presentes habían vuelto la vista hacia otro lado, para no ver la muerte de la joven, por lo que ella había podido escapar.

 

La versión más racionalista explica, por su parte, que en el momento del sacrificio había aparecido un toro, una ternera, una cierva o una vieja, y que el sacerdote había interpretado tal hecho como un presagio de que los dioses no aceptarían el sacrificio y que ya la ofensa a Artemisa estaba saldada.

 

Agamenón había puesto a Clitemnestra bajo la vigilancia de un aedo, pero Egisto, primo de Agamenón, se lo llevó a una isla desierta y sedujo a Clitemnestra, que se convirtió así en su amante. Clitemnestra había sido predispuesta a cometer adulterio debido a que Nauplio había recorrido Grecia para difundir noticias a diversas reinas de que sus maridos estaban tomando concubinas durante la guerra de Troya.

 

Cuando Agamenón regresó a Micenas, ambos lo asesinaron, mientras éste se ponía una túnica que carecía de orificios para los brazos y la cabeza. Luego asesinaron a Casandra, una princesa y adivina troyana que Agamenón había traído consigo.

 

Clitemnestra y Egisto reinaron en Micenas y tuvieron una hija, Erígone, pero varios años más tarde murieron a manos de Orestes, que había sido puesto a salvo por su hermana Electra y vengó así la muerte de su padre.​

 

Existía la tradición de que la tumba de Clitemnestra estaba situada, como la de Egisto, en un lugar fuera del recinto de las murallas de Micenas.​

 

A principios del siglo XIX se descubrió fuera de las murallas de Micenas una tumba de cúpula que ha sido datada en el siglo XIII a. C. y que más tarde fue llamada tumba de Clitemnestra. Esta tumba se encuentra al sudeste del llamado Círculo de tumbas B.


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