Publio
Sitio era un caballero romano de la Nuceria campaniense, de considerable
riqueza y educación; entre sus amigos se habían contado Sila y Cicerón. Varias
inversiones desafortunadas durante los primeros consulados de Pompeyo Magno y
Marco Craso lo habían inducido a unirse a la conspiración de Catilina para
derrocar el gobierno legítimo de Roma; lo que le había atraído fue la promesa
de Catilina de decretar una condonación general de las deudas. Aunque Sitio no
lo veía así en su momento, resultó beneficioso para él el hecho de que las
dificultades económicas le impidieron permanecer en Italia en espera de que
Catilina ascendiera al poder. Se vio obligado a huir a la Hispania Ulterior al
principio del consulado de Cicerón e Híbrida, y cuando comprobó que no se había
alejado lo bastante de Roma, emigró a Tingis, capital de la Mauritania
occidental.
Gracias
a esta angustiosa serie de acontecimientos, Publio Sitio descubrió en sí mismo cualidades
que desconocía; el comerciante con tendencias a la especulación se transformó
en un filibustero locuaz y muy capacitado que asumió la reorganización del
ejército del rey Boco, e incluso proporcionó al soberano de Mauritania
occidental una buena flota. Aunque el reino de Boco estaba más lejos de Numidia
que el de su hermano, Bogud, el reino de Mauritania oriental, Boco intuía con
horror las ideas expansionistas que le rondaban por la cabeza al rey Juba de
Numidia. Juba estaba decidido a ser otro Massimisa, y dado que la provincia
africana de Roma se encontraba en la frontera este de Numidia, la única dirección
posible para la expansión era el oeste.
Una
vez que hubo reforzado las huestes de Boco, Sitio hizo lo mismo con las de
Bogud. Obtuvo satisfactorias recompensas: dinero, su propio palacio en Tingis,
todo un harén de exquisitas mujeres, y el final de sus preocupaciones con los
negocios. Definitivamente la vida de un filibustero con talento era preferible
a la participación en conspiraciones en Italia.
Cuando
el rey Juba de Numidia se declaró en favor de los republicanos después de que César
hubo cruzado el Rubicón, fue inevitable que Boco y Bogud de Mauritania se
pusieran del lado de César. Publio Sitio intensificó los preparativos militares
mauritanos y se sentó a ver qué ocurría. Sintió un gran alivio cuando César
venció en Farsalia, pero experimentó una gran conmoción cuando los
supervivientes republicanos de Farsalia decidieron convertir la provincia de África
en su posterior foco de resistencia. Estaban demasiado cerca.
Así
que Sitio contrató a unos cuantos espías en Utica y Hadrumetum para mantenerse informado
acerca de las actividades republicanas, y aguardó a que César iniciara la
invasión, como era previsible.
( C.
McC. )
No hay comentarios:
Publicar un comentario