miércoles, 1 de abril de 2020

EDWARD GIBBSON ANALIZA LA DECADENCIA DEL IMPERIO ROMANO



La decadencia de Roma fue la consecuencia natural e inevitable de su inmoderada grandeza. La prosperidad propicio el comienzo del deterioro. Las causas de la destrucción se multiplicaron con la extensión de las conquistas. Y tan pronto como el tiempo o la casualidad hubo eliminado los puntos de apoyo artificiales, el formidable edificio cedió bajo la presión de su propio peso.








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