Diocleciano reinó desde 284 hasta 305 d. C., cuando se sintió
lo bastante fuerte para abdicar, obligando a hacer lo mismo a su coemperador,
Maximiano.
Vivió como ciudadano particular uno siete años más en su magnífico
palacio situado cerca de la moderna ciudad croata de Split, en el que se
jactaba de producir unas coles de enorme tamaño.
Y una vez como cuando su viejo camarada Maximiano le pidió
salir del retiro para volver a poner orden en el imperio, el anciano
Diocleciano se negó y le respondió a través del mensajero que su anterior
colega en el trono le mandó: " “Dile que si
pudiera ver las coles que planté con mis propias manos no me pediría que
abandone la paz de este lugar para embarcarme en una lucha por el poder”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario