Pero al tender naturalmente los más
poderosos a oprimir cada vez con más dureza a los sometidos, ¿acaso -dijo- nos
conviene colaborar con los deseos de nuestros dominadores, sin ponerles trabas,
para saber por experiencia muy pronto qué son las órdenes más rigurosas, o
bien, por el contrario, debemos combatir con todas nuestras fuerzas aquellas
intenciones y contrariarlas todo lo que podamos?. Y si se dan órdenes ilegales,
pero nosotros se lo echamos en cara, debilitaremos algo sus arranques y
mitigaremos la aspereza de su poder, sobre todo porque los romanos tienen en
mucha estima, al menos hasta ahora, como tú mismo reconoces, Aristeno, la
observancia de juramentos y pactos, y su lealtad para con los aliados.
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