martes, 19 de agosto de 2014

MARCO ANTONIO DEJA PREÑADA A CLEOPATRA




Efectivamente lo sabía. Su apareamiento fue lento y sorprendentemente placentero porque le acarició el cuerpo con suaves manos y prestó a sus pechos una deliciosa atención. A pesar de sus afirmaciones de que no ocurriría, él le hubiese hecho daño de no haber tenido un hijo, aunque él la excitó hasta el tormento antes de penetrarla, y sabía cómo utilizar aquel enorme miembro de muchas maneras. Dejó que ella alcanzase el orgasmo antes que él, y su orgasmo la sorprendió. Parecía una traición a César, pero César la había traicionado a ella, así que, ¿qué importaba? Además, el mayor regalo de todos era que no le recordaba a César en ningún aspecto, lo que ella tenía con Antonio pertenecía a Antonio. También era diferente el que, después de cada orgasmo, él estuviera preparado para ella de nuevo, y, por otra parte, era casi embarazoso contar el número de sus propios orgasmos. ¿Tan hambrienta estaba? La respuesta obvia era sí. Cleopatra la monarca era de nuevo una mujer.







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