En diciembre de 45 a. C. César y su séquito cenaron en la villa que Cicerón tenía en Pozzuoli. Para consuelo de Cicerón, César quería una reunión distendida con una conversación culta e interesante en la que únicamente se tocaron temas literarios.
El 15 de marzo del año siguiente acaeció el asesinato de César, en el que no intervendría Cicerón, ya que, aunque era conocida su oposición al dictator, los tiranicidas decidieron no contar con él a causa de su conocida cautela.
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