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martes, 29 de julio de 2014

LA PAX ROMANA





LA PAZ ROMANA: EL SIGLO DE AUGUSTO
(27 a. de J.C. - 182 d. de J.C.)


Octavio Augusto rechaza el título de dictador y sólo acepta el término -muy republicano- de princeps (príncipe; es decir, "primer hombre del Senado").



Acumula las magistraturas tradicionales (consulado, tribunado, etc.) con las funciones nuevas correspondientes a las nuevas instituciones que pone en vigor, en estrecha relación con el poder central (de hecho, el suyo): Crea los prefectos, los procuradores, los gobernadores de las provincias imperiales y los legados (jefes de las legiones).


Durante el gobierno de Augusto, Roma alcanza la cumbre de su gloria y de su prosperidad.


La vida económica se desarrolla, la ciudad se convierte -según frase de Augusto- en una "ciudad de mármol", cuando antes sólo era una "ciudad de ladrillo", y los escritores del siglo de Augusto (Tito Livio, Ovidio, Horacio, Virgilio) le añaden esplendor.


La expansión romana se hace a expensas de los germanos, hacia el Rin y el Danubio, bajo la dirección de jefes militares como Agripa, Tiberio y Druso.


Las guerras de Germania acaban con la matanza de las legiones del legado Varo (el año 9 d. de J.C.) por el germano Arminio. Cuando, en agosto de 14 d. de J.C., muere Augusto, todo el mundo romano está en paz.


Los dos primeros siglos del Imperio se señalan en el interior por mil intrigas palaciegas, que hacen de este período de la historia romana una novela de costumbres (a veces, de pésimas costumbres).


El poderío del princeps no deja de aumentar, en detrimento de las instituciones republicanas y del Senado romano, que sólo tiende a representar un papel de "comparsería política".


La vida económica es próspera, los impuestos se cobran puntualmente y el acceso al derecho de ciudadanía, concedido a fines de este período para todos los hombres libres del Imperio, realiza la unidad romana.



Se suceden tres dinastías imperiales:

- La familia Julia-Claudia del 14 d. de J.C. al 68 d. de J.C.

Tiberio,
Calígula,
Claudio,
Nerón.

Los Flavios, del 69 al 96 d. de J.C.

Vespasiano,
Tito,
Domiciano.

Los Antoninos, del 96 al 192 d. de J. C.

Trajano,
Adriano,
Antonino Pío,
Marco Aurelio,
Cómodo.

La vida interior se caracteriza por la evolución religiosa del Imperio romano (penetración de las religiones orientales) y, más particularmente, por la aparición del cristianismo, perseguido por los emperadores, pero cuya expansión es irresistible (especialmente en las provincias orientales del Imperio).



Los grandes escritores de esta época son:

- Séneca, Filón de Alejandría (que escribe en griego, para los judíos de la Diáspora),



- los poetas Perseo y Lucano,


- el historiador judío Flavio Josefo (que escribe en griego), Plinio el Viejo, Quintiliano, Plinio el Joven, Tácito, Suetonio,


- el filósofo Epicteto (esclavo griego que vivía en Roma), Juvenal, Aulo Gelio y Luciano.





La Pax Romana. «La paz romana»


El mundo conocido se adentra en un periodo de paz y prosperidad sin precedentes que será conocido por generaciones posteriores como la Pax Romana. Esta «paz» no implica que las legiones no vayan a emplear buena parte de su tiempo matando y haciéndose matar por el enemigo más allá de las fronteras del Imperio, pero en su interior Roma y sus súbditos llegarán a una entente con la que estos últimos se comprometerán a no rebelarse a cambio de que los legionarios no quemen sus ciudades y no crucifiquen a sus habitantes. Ésta es una buena política, pero exige emperadores hábiles y competentes, como los que habrán de dirigirla durante los próximos cien años. Incluso los emperadores más benévolos recordarán discretamente a los sujetos potencialmente más conflictivos que siempre hay una o dos legiones a tiro de saqueo.



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