Al advertir que su seguridad dependía únicamente de su
habilidad personal, hizo volver la cabeza a su caballo, y exhortando a los
suyos a que le siguieran, se lanzó en medio del enemigo, peleando por abrirse
camino hacia donde estaban los demás....De toda aquella lluvia de flechas
disparadas contra Tito, que iba sin casco ni coraza -pues había ido hacia la
primera línea no a luchar, sino en labor de reconocimiento., ninguna dio en su
persona.
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