Lucio
Mumio Acaico (en latín, Lucius Mummius L. f. L. n. Achaicus) fue un militar y
político romano del siglo II a. C., cónsul en el año 146 a. C., conocido por
ser el destructor de Corinto. Hermano de Espurio Mumio.
Hijo
del tribuno de la plebe Lucio Mumio, era un buen orador y cercano al partido
popular de los Gracos. Fue pretor en el año 154 a. C. y recibió la provincia de
Hispania Ulterior, donde después de varias derrotas
consiguió finalmente algunas victorias notables sobre los lusitanos
acaudillados por Púnico
y Césaro, así como Cauceno (153 a. C.). A su vuelta a Roma al
año siguiente, celebró un triunfo por dichas victorias.
Tras
ser elegido cónsul en 146 a. C., se le encargó la dirección de la guerra aquea.
La Liga Aquea, bajo la dirección de Critolao y Dieo, había sido derrotada ese mismo año por el pretor Metelo el
Macedónico, pero Metelo no actuó con suficiente energía y la Liga siguió con su
actividad bélica. Mumio lo sustituyó en la dirección de las operaciones
bélicas.
La
Liga reunió un ejército en el istmo antes de la llegada de Mumio. Este, tras
forzar el paso de Leucóptera, venció a Dieo y ocupó Corinto. Todos Los hombres
fueron pasados por la espada; las mujeres y los niños, vendidos como esclavos; las
obras de arte, expoliadas y repartidas entre las ciudades griegas y romanas;
posteriormente el lugar fue reducido a cenizas. Sin embargo, al menos dos
autores antiguos ofrecen relatos según los cuales Corinto no habría sido
totalmente destruida.
Esta
crueldad aparentemente innecesaria, que no termina de encajar con el carácter
del personaje que la llevó a cabo, es explicada por Theodor Mommsen como una consecuencia de
instrucciones enviadas por el Senado romano, empujado por el partido con
mayores intereses mercantiles, cuyo fin era acabar con un peligroso rival
comercial. Según Polibio, que, había venido de África para
mitigar, en la medida de lo posible, las calamidades de sus compatriotas, fue
debido a su incapacidad de aguantar la presión que ejercían los que le
rodeaban.
La
destrucción de Corinto marca el final de la política tradicional de Roma en
Grecia, benevolente hasta entonces por la fascinación que producía la cultura
griega. Se considera, generalmente, como uno de los crímenes menos perdonables
de Roma, pero el Senado trató de dar un escarmiento ejemplar, una vez desoídos
sus consejos de moderación por la Liga Aquea. El resultado fue el fin de las
ligas griegas, la anexión de la provincia de Acaya y la vigilancia del resto de
Grecia por el gobernador romano de Macedonia.
Algunas
obras del botín del saqueo de Corinto fueron vendidas al rey de Pérgamo y otras
a Roma; no obstante Mumio respetó las propiedades religiosas. Permaneció en
Grecia entre 146 y 145 a. C. Durante su segundo año como procónsul, arregló la
constitución fiscal y municipal de la nueva provincia. Se ganó la confianza de
los provinciales por su integridad y justicia. Resultado del incendio de
Corinto fue el descubrimiento accidental del llamado bronce corintio usado en
escultura.
En
los eventos posteriores, Mumio demostró una capacidad administrativa
considerable y un alto grado de justicia e integridad, lo que le granjeó el
respeto de los habitantes. En especial, Mumio se abstuvo de ofenderles en
materias religiosas.
Mumio
fue uno de los pocos comandantes romanos en la era republicana que rindió
homenaje a la religión helénica. Dedicó una estatua de bronce de Zeus en
Olimpia y rodeó el santuario del dios con escudos de bronce dorado.
A su
vuelta a Roma en el año 145 a. C. recibió los honores de un triunfo y el
sobrenombre «Acaico». Su procesión se convirtió en un referente en la historia
del arte romano. Los trenes de vagones cargados con las obras clásicas se
trasladaron a lo largo de la Vía Sacra hasta el Capitolio.
Mumio, con una
modestia poco común en los conquistadores, se negó a inscribir el botín con su
nombre. Él los consideraba como propiedad del Estado, y él los prestó
generosamente para adornar los triunfos, los edificios, e incluso las casas
particulares de los demás, mientras que su propia villa conservaba la sencillez
de los primeros romanos.
En
142 a. C. sería elegido censor junto con Publio Cornelio Escipión Emiliano, con quien tuvo frecuentes
conflictos por la severidad de Escipión. A pesar de que trajo tanta riqueza
para las arcas del estado, Mumio murió pobre. El pueblo pagó la dote de
matrimonio a su hija.
Lucio
Mumio fue el primer homo novus de origen plebeyo que obtuvo un cognomen por
servicios militares. Su indiferencia por las obras de arte y la ignorancia de
su valor quedan patentes en su observación acerca de los encargados de su
transporte: «Si las pierden o dañan, tendrán que reponerlas». Por otro lado,
erigió para las festividades teatrales un teatro que mejoró las condiciones
acústicas y los asientos, siguiendo el modelo griego, lo que supuso un avance
en la construcción de este tipo de estructuras de entretenimiento.
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