El
papel fundamental de la mujer es ocuparse de sus hijos, de su marido y de su hogar… La actividad humana se divide en dos esferas; una
perteneciente a la vida fuera del hogar y otra dentro de él;
lo que podríamos denominar esfera «pública» y «privada». Dios asignó un papel a cada sexo; las mujeres han de
encargarse de la casa y los hombres de los asuntos
públicos, de los negocios y de las actividades legales y militares, es decir, de la vida fuera del hogar. Una mujer no
puede arrojar una lanza o
disparar una flecha,
pero, en cambio, puede hilar, tejer telas y encargarse de todo el resto de tareas domésticas y hacerlo espléndidamente. No está
capacitada para hablar en el concejo municipal, pero puede
dar su opinión en lo tocante a asuntos domésticos. De hecho, a menudo conoce mejor las necesidades del hogar que
el marido. Aunque no puede realizar funciones públicas, es
una hermosa tarea educar bien a los hijos, que son la luz de nuestra vida. Puede controlar a las esclavas que
necesiten ser controladas y hacer que el
hogar funcione correctamente. Elimina todas las preocupaciones y libera a su esposo de todos los problemas al ocuparse de la despensa,
de hilar la lana, de cocinar, de la ropa y de todo el
resto de tareas impropias de los maridos. De hecho, puede hacer todas esas cosas mejor que un marido, incluso
aunque éste intentase asumir tales tareas.
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