Tuve la previsión, mi querido Sócrates, de buscar a
unos cuantos hombres cuyo doble paso natural medía exactamente un metro y
medio, y les encargué que contaran los pasos de todo nuestro viaje desde
Arsinoe hasta Utica. El promedio de sus cálculos dio la cifra de 2.258
kilómetros. Dado que descansamos tres días en Ficlaenorum, un día en Carax, y
cuatro días en las afueras de Leptis Mayor -un total de un nundinum- caminamos
durante ciento dieciséis días. Si recuerdas, partimos de Arsinoe tres días
antes de la nona de enero. Hemos llegado a Utica la nona de mayo. Hasta que me
senté a calcular todo esto con mi ábaco, pensaba que habíamos viajado a una
media de dieciséis kilómetros diarios, pero resulta que cubrimos algo más de
veinte kilómetros al día. Todos excepto sesenta y siete de mis hombres han
sobrevivido al viaje, aunque también perdimos a una mujer psylli a causa de la
picadura de un escorpión.
Esto es sólo para anunciarte que hemos llegado y
estamos a salvo, pero también para decirte que a no ser por ti y Nasamones de
los psylli, nuestra expedición habría fracasado. No he recibido más que
amabilidad y socorro por parte de cuantos hemos encontrado por el camino, pero
los servicios que tú y Nasamones nos prestasteis van más allá de todo límite.
Un día, cuando nuestra amada república se restaure,
espero veros a ti y a Nasamones en Roma como invitados míos. Os colmaré de
honores públicos en el Senaculum.
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