Los que sois dueños de
metalisterías dejaréis de hacer calderas, ollas, verjas y arados . En adelante
forjaréis espadas, dagas, las partes metálicas de las lanzas, yelmos y alguna clase
de cota de malla. Yo, como ayudante del gobernador, compraré y pagaré todo lo
que produzcáis. Los que os dedicáis a la construcción empezaréis a trabajar de
inmediato edificando silos y nuevos almacenes: Utica va a garantizar el
bienestar de nuestro ejército en todos los sentidos. Mamposteros, quiero que
nuestras fortificaciones y murallas resistan un sitio más cruel que el que
Escipión Emiliano infligió a la antigua Cartago. Los contratistas de los
muelles se dedicarán solamente al suministro de aumento y material de guerra;
queda prohibido malgastar el tiempo en perfumes, tintes, telas, muebles y
demás. Será rechazado cualquier barco cuyo cargamento yo considere superfluo
para el esfuerzo bélico, y, por último, se reclutará, adiestrará y armará
debidamente a todos los hombres entre diecisiete y treinta años para formar una
milicia ciudadana. Mi centurión, Lucio Gratidio, comenzará la instrucción en el
paseo de Utica mañana al amanecer. ¿Alguna pregunta?
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