Helánico de Lesbos (en griego antiguo Ἑλλάνικος; n. Mitilene, Lesbos, 490 a. C.)
fue un antiguo logógrafo griego que vivió en el siglo V a. C. Se dice que llegó
a la edad de 85 años.
Según la Suda, vivió durante algún tiempo en
la corte de los reyes de Macedonia y murió en Perperene, ciudad del golfo de
Adramitio frente a Lesbos.
Sus obras incluyen la primera mención de la
legendaria fundación de Roma por los troyanos: Helánico cuenta que la ciudad
fue fundada por Eneas cuando acompañaba a Odiseo en sus viajes por el
Lacio. Sin embargo, apoyaba la idea de que los etruscos estaban tras los
orígenes de los llamados pelasgos, un antiguo pueblo griego que se creía había
precedido a las grandes invasiones aqueas.
Se le atribuyen una treintena de obras, cronológicas,
históricas y episódicas. Son dignas de mención las siguientes:
Hiereiai tes Heras en Argei (‘Las sacerdotisas de
Hera en Argos’), catálogo / recopilación cronológica de estas funcionarias
según el orden de sucesión.
Carneonikae, lista de los vencedores en los juegos
carneos (el principal festival musical espartano), incluye eventos literarios.
Atthis, narra la historia del Ática desde el 683 a.
C. hasta el final de la Guerra del Peloponeso (404 a. C.), Citada por Tucídides,
quien dice que trata los sucesos de los años 480 a 431 breve y
superficialmente, y con poco cuidado en cuanto a la secuencia cronológica.
Phoronis, principalmente genealógica, con breves
apuntes de sucesos de la época de Foroneo, el primero de los Heráclidas en
regresar.
Troica y Persica, sendas historias de Troya y Persia.
Helánico escribió obras de cronología, geografía e
historia, particularmente sobre el Ática, en las que ya hacía una distinción
entre lo que creía mitología y lo que sabía historia. Su influencia sobre la
historiografía de Atenas fue considerable hasta la época de Eratóstenes (siglo
III a. C.).
Trascendió los estrechos límites locales de los
antiguos logógrafos, y no se contentó con repetir las tradiciones generalmente
aceptadas gracias a los poetas. Relata las tradiciones locales, y se documentó
en los escasos registros nacionales y sacerdotales, que proporcionaban una
cronología contrastada. Se esforzó por establecer las bases de una cronología
científica, basándose por ejemplo en la lista de las sacerdotisas de Hera en
Argos, y de forma secundaria en genealogías, listas de magistrados (como los
arcontes de Atenas) y calendarios orientales, en lugar de las viejas creencias
mantenidas durante generaciones. Pero estos materiales fueron insuficientes y a
menudo tuvo que recurrir a los métodos antiguos.
Debido a sus desviaciones de la tradición común,
Helánico fue calificado a menudo por sus contemporáneos como un escritor poco
fiable. Resulta curioso que no hiciera un uso sistemático de las abundantes
inscripciones que tuvo a mano. Dionisio de Halicarnaso le critica por
organizar su historia por criterios no cronológicos, sino geográficos, por
localidades. No llegó a trascender lo local para obtener una visión más
globalizada.
Su estilo, como el de los logógrafos anteriores, era
conciso y austero.
También escribió una obra, hoy perdida, titulada
Atlantis. Se ha dicho que el título de la obra de Helánico podría haber sido
Atlantias, sobre las hijas del titán Atlas (no el mencionado por Platón), por
tanto de las Atlántides. y propuestos como posibles fragmentos de una obra
perdida de Helánico, que quizá se basaría en una obra anterior probablemente
titulada Atlantias, de la que se han hallado fragmentos en papiro. No obstante,
en ninguno de los papiros, ni en los fragmentos recompuestos por Fowler,
aparece mencionado el título de la obra a la que pertenecerían, por lo que no
hay certeza alguna de si tales fragmentos se corresponden o no con la
desaparecida obra Helánico, Atlantis, de la que realmente no se sabe de qué
trataría exactamente.
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