Cayo Licinio Calvo (en latín Gaius Licinius Calvus
Stolo) llamado "Stolo", lo que derivó, según se dice, por el cuidado
con que desenterraba los brotes que habían surgido de las raíces de sus vides.
Él llevó la lucha entre los patricios y plebeyos a una crisis y a un feliz
término, y por lo tanto, se convirtió en el fundador de la grandeza de Roma.
Fue tribuno de la plebe entre el 376 a. C. al 367 a.
C. y fue apoyado fielmente en sus esfuerzos por su colega Lucio Sextio. Las leyes
que propuso fueron:
1. Que en el futuro no fuesen nombrados más tribunos
consulares, que los cónsules debían ser elegidos de acuerdo a la tradición y
uno de los dos debía ser siempre un plebeyo.
2. Nadie debía poseer más de 500 yugadas de tierra
pública, o mantener en ella más de 100 cabezas de ganado mayor y 500 animales
de corral.
3. Una ley que regule los asuntos entre el deudor y
el acreedor, que declare que los intereses ya pagados por dinero prestado deben
deducirse del capital, y que el resto de este último debe ser pagado en tres
plazos anuales.
4. Los libros sibilinos deben confiarse a un colegio
de diez hombres (decemviri), la mitad de los cuales debían ser plebeyos, para
evitar falsificaciones introducidas en favor de los patricios.
Estas rogativas se aprobaron después de una oposición
más vehemente por parte de los patricios, y Lucio Sextio Sextino fue el primer
plebeyo que, de conformidad con el primero de las leyes propuestas, obtuvo el
consulado para el año 366 a. C..
El mismo Licinio también recibió muestras de
agradecimiento de la gente y de confianza, pues fue elegido dos veces para el
consulado, en los años 364 a. C. y 361 a. C., pero algunos años más tarde fue
acusado por Marco Popilio Lanate de haber transgredido su propia ley, respecto
a la cantidad de tierra pública que una persona podía poseer.
La avaricia, que le rodeaba y tentaba, le hizo violar
sus propias reglamentaciones, y en el año 357 a. C. fue condenado a pagar una
fuerte multa.
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